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XAVIER PÉREZ
Viernes, 27 de noviembre 2009, 02:02
Cuando el próximo domingo el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, contemple el altar de Sant Bernat del templo de Santa Catalina de Alzira verá lo que se llama el «trabajo bien hecho». Y es que después de cuatro años de trámites, burocracia y problemas con la estructura de fábrica de la iglesia, la comunidad cristiana se puede sentir orgullosa de la rehabilitación que ha costado más de 160.000 euros y que ha sido realizada por Xavier Ferragut bajo la supervisión del arquitecto Pasqual Vernich y la Conselleria de Cultura.
Mucho dinero, sí, pero bien empleado y sin apenas ayudas públicas. Sólo la Diputación de Valencia ha dado una subvención de 30.000 euros, el resto ha sido fruto de la generosidad de los feligreses, empresas, la parroquia y la Pontificia Archicofradía de los Santos Patronos que preside José Palacios.
El barroco vuelve a lucir en este espacio de este templo, de los llamados de Reconquista y «el más importante de la comarca», según explicó el arquitecto Pasqual Vernich, el técnico que más sabe y que más ha investigado sobre este edificio tan emblemático. Vernich recordó que en 1985 realizó un estudio previo para la restauración de este templo. Pero la cruda realidad es que, «salvo las intervenciones puntuales que ha realizado la parroquia poca más se ha hecho». Y es que según comentó el sacerdote Santa Catalina, a lo largo de los últimos 25 ó 30 años ha invertido más de un millón de euros en mejoras y rehabilitaciones en este edificio.
Entre estas actuaciones, caben señalar las que se hicieron después de la pantanada, parte de la cubierta o la espléndida restauración de la portada barroca de Gaspar Dies.
«Por ello hay necesidad de hacer un trabajo en el futuro para la rehabilitación integral del templo», señaló Masiá.
Pero para acometer esta rehabilitación integral se necesita mucho dinero y claro, aquí son las instituciones públicas, sobre todo la Generalitat y también el Ayuntamiento, los que deberían hacer un esfuerzo para que, a medio plazo, se acometa esta obra, aunque ahora es difícil por la crisis.
Pasqual Vernich resaltó que gracias a la actuación en el altar de Sant Bernat se ha podido constatar que las grietas que existen en el templo «no son progresivas», tras un estudio realizado por el AIDICO, aunque existen en otras partes del templo como en las vueltas y las cúpulas que hace falta reforzar para eliminar humedades.
Otra de las cuestiones que se han de solventar es el tema de la cúpula del altar mayor tras la desaparición en el siglo XIX del volumen de la cúpula y linterna, para en su lugar dar paso a una cubierta más ligera dos vertientes, lo que ofrece exteriormente el aspecto tipológico de «nave almacén».
Por otra parte, Vernich recordó la polémica suscitada con el absidiolo, un espacio que ha quedado sin uso, «y que algunos ya se han arrepentido de la decisión que se tomó en su día».
De este modo, uno de los principales tesoros arquitectónicos de la ciudad de Alzira mejora poco a poco gracias a estas obras.
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