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JUAN CARLOS FERRIOL jcferriol@lasprovincias.es
Domingo, 29 de noviembre 2009, 12:59
La investigación abierta por el 'caso Gürtel' ha situado al PP valenciano en uno de los momentos más delicados de su historia. El archivo de la causa por el TSJ valenciano no ha servido para detener el goteo de informaciones que comprometen a los principales responsables del partido en la Comunitat. Desde el pasado 22 de octubre, el que fuera todopoderoso número dos, Ricardo Costa, está suspendido de militancia. Su puesto ha sido ocupado por un hombre de confianza de Camps, Antonio Clemente, mientras el vicepresidente Juan Cotino, el conseller Rafael Blasco, el alcalde de Castellón, Alberto Fabra, y el ex delegado del Consell en Alicante, José Císcar, han asumido nuevas responsabilidades en el partido. Atento a los primeros movimientos de peones asiste un grupo de jóvenes dirigentes, convertidos en observadores privilegiados de una situación que nadie podía prever hace doce meses.
Son una nueva generación de políticos, muchos de ellos con cargos institucionales en la Administración local, llamados a ocupar puestos de máxima responsabilidad de la organización en los próximos años. Es la cantera de un PP valenciano que reflexiona sobre cómo no defraudar a sus más de 106.000 militantes y a 1.100.000 votantes.
Todos esos militantes y simpatizantes asisten con estupor a una situación inaufita para un partido que había sido capaz de obtener los mayores niveles de apoyo ciudadano jamás conseguidos por una formación política en la Comunitat.
Y ese hecho, se afirma en el PP, es el que obliga a los dirigentes, tanto a veteranos como a nuevos referentes, a actuar con la máxima responsabilidad. La sucesión de Ricardo Costa tanto en el partido como en Les Corts ya ha hecho saltar al primer plano de la actualidad a uno de esos jóvenes valores, Alberto Fabra, un hombre que goza de las simpatías de la dirección nacional y que no es mal visto por los populares alicantinos. En cualquier caso, lo que dice Génova pesa ahora más que antes.
Fabra no es el único. Nombres como los de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y la de Torrent, María José Catalá, también figuran en la relación de cargos populares que van a jugar un creciente papel entre los populares valencianos.
Al frente del PP valenciano se asienta una generación todavía joven como para pensar en su relevo inmediato. Es la generación del niño de la serie 'Cuéntame', hombres y mujeres nacidos en los sesenta y que ahora, con cuarenta y tantos años, están en su mejor momento, acudiendo a la terminología deportiva. Pero lo que nadie duda a estas alturas es que de esa cantera del PP saldrán los peones que están llamados a mover los hilos de la organización en un futuro.
El perfil de un buen número de esos cargos populares presenta algunas coincidencias significativas. Muchos de ellos (la relación es más amplia que la que aparece en estas páginas, aunque los que aquí se citan se encuentran en este momento entre los más destacados) provienen de la política local. «El PP son sus alcaldes», repiten los cargos del partido. Como ocurrió con el propio Francisco Camps, con Rita Barberá, o como ocurriera en su día con Eduardo Zaplana, la gran cantera del PP valenciano se encuentra en los propios ayuntamientos. Alcaldes y alcaldesas jóvenes, algunos con no demasiada experiencia política, pero que han logrado varios de los triunfos electorales más destacados del PP en la Comunitat. Esa experiencia en la política local, unida en algunos casos a los primeros puestos de responsabilidad orgánica, son componentes que ahorman un perfil de proximidad, y al mismo tiempo de conocimiento de la organización, que resultan imprescindibles para optar a puestos de mayor responsabilidad pública y orgánica.
La relación de componentes de esa cantera popular constituye una radiografía del partido en la Comunitat. Entre sus integrantes, una de las últimas incorporaciones se ha convertido en referencia ineludible a la hora de señalar al futuro del PP valenciano. María José Catalá es la alcaldesa de Torrent y también coordinadora del partido. Tiene 28 años y ocupa la alcaldía de esa localidad desde las pasadas elecciones municipales de 2007. Su incorporación a la primera línea de la política se convirtió en esos comicios en uno de los símbolos de la fortaleza del PP valenciano. Torrent, igual que Paterna, pasaba por ser uno de los feudos inexpugnables del socialismo valenciano. El PSPV había logrado mantener esas alcaldías pese a sucesivos revolcones a nivel autonómico o en ciudades tan significativas como Valencia.
Catalá dio la vuelta a ese escenario y logró un triunfo que sólo las cúpulas de los partidos -que son los que manejan esos estudios electorales que no se hacen públicos y que sí radiografían con acierto el estado de ánimo de los ciudadanos- podían prever. La joven alcaldesa fue designada coordinadora del partido -un cargo orgánico de la máxima responsabilidad- e incluso tuvo un breve paso por el Congreso de los Diputados. Muchos ven en ella a la principal candidata a ejercer el máximo protagonismo en un futuro no muy lejano.
El caso de Catalá es similar al de Lorenzo Agustí. El alcalde de Paterna tiene 40 años. Su llegada a la alcaldía de esta localidad también se produjo en las municipales de 2007. Paterna también ha sido tradicionalmente un municipio gobernado por el PSPV. Pero este atractivo dirigente popular (así lo reconocen hasta sus compañeros barones) y ex asesor de presidencia de la Generalitat barrió en las elecciones y ha sabido gestionar con olfato políticos estos dos años y medio.
También cuenta con una dilatada trayectoria municipal Vicente Betoret. El alcalde de Vilamarxant tiene 37 años y lleva diez como primer edil de ese municipio. Es la mano derecha del presidente del PP en la provincia de Valencia, Alfonso Rus, con quien ocupa la secretaría del partido en la provincia. Hábil en el regate corto, con experiencia orgánica y con el aval de los ciudadanos de su municipio, la salida de Costa le ha permitido acceder a la portavocía adjunta de los populares en Les Corts.
En la provincia de Alicante, la alcaldesa de esa ciudad, Sonia Castedo, se ha convertido en la referencia política más destacada. Con 38 años, y después de una dilatada trayectoria junto a Luis Díaz Alperi, Castedo fue la elegida para relevarle en el cargo. De ello hace poco más de un año. Y en ese tiempo ha logrado quitarse de encima la sombra de su antecesor y desarrollar una forma de gestionar que no ha pasado desapercibida en la dirección regional.
La alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, es otra indiscutible referencia de futuro del PP valenciano. Tiene la misma edad que Castedo, aunque accedió a la alcaldía en 2006, tras la salida de José Manuel Medina. Número dos del partido en Alicante y mano derecha de Joaquín Ripoll, es una brillante parlamentaria que ha sabido jugar con inteligencia sus bazas a nivel orgánico (y así se lo reconocen en la calle Quart).
Entre los componentes de esa cantera popular destaca también el nombre de César Sánchez. Un joven diputado autonómico (31 años) por Alicante, aunque nacido en Cáceres, al que Francisco Camps siempre ha mimado y al que muchos ven casi como a un retrato en joven del actual presidente del Consell.
La provincia de Castellón cuenta con algunas singularidades por las que merece una mención aparte. El anuncio del máximo líder del partido, el todopoderoso Carlos Fabra, de ceder el testigo esta misma legislatura abrió una incógnita que él mismo cerró al señalar al vicealcalde de Castellón Javier Moliner. Este ingeniero industrial de 34 años ocupa ya el puesto de adjunto a la presidencia del PP de Castellón y refleja la apuesta del partido por rejuvenecer sus estructuras. Concejal desde 2001, pocos pensaban en él como relevo del histórico y polémico presidente de la Diputación.
Quizá tenía más opciones, pero no fue el elegido por Fabra, el otro Fabra de la política de Castellón. El alcalde de la ciudad, Alberto Fabra, tiene 45 años y su nombre gana enteros en los despachos de Génova. Fabra, recientemente elegido coordinador del partido, es uno de esos políticos con olfato, que ha sabido maniobrar para dejar al PSPV sin opciones reales de lograr la alcaldía de su ciudad.
La lista es extensa. Y en ella también aparecen, entre otros, José Manuel Haro (alcalde de Chiva); Andrés Martínez (primer edil de Peñíscola) e Isabel Bonig (máxima autoridad municipal de Vall d'Uixó y Coordinadora del PP). Todos componen un banquillo llamado a asumir las máximas responsabilidades. El momento exacto dependerá del desarrollo de los acontecimientos, porque a estas alturas nadie en el PP se atreve a vaticinar qué ocurrirá en un plazo de más allá de unas semanas, a la espera del recurso del 'caso Gürtel' ante el Supremo, de la querella del PSPV, de que se levante el secreto del resto del sumario... Pero en todo caso, son los nombres que ocuparán los puestos clave en la dirección del partido y en las distintas administraciones dirigidas por el PP. Representan una transición que, para algunos, ya ha empezado.
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