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Culturas

«Los artistas de ahora copian las obras antiguas, hacen refritos»

El artista valenciano continúa trabajando con bocetos y asegura disponer de proyectos «para hacer esculturas durante años» Antonio Sacramento Escultor

PPLL

Lunes, 30 de noviembre 2009, 14:31

Haber cumplido 94 años y preservar la ilusión para continuar adelante con proyectos de futuro es un auténtico mérito. Antonio Sacramento no se muerde la lengua a la hora de explicar su falta de entusiasmo frente al trabajo de las nuevas generaciones de escultores. Muchas de las obras presentadas hoy como novedosas ya las vio éste artista valenciano salir de las manos de genios que actualmente no abundan.

-¿De qué obra está más orgulloso?

-Principalmente de las de Valencia, si bien la escultura '9 segundos, 9 décimas', que se encuentra en Madrid es una de mis obras más redondas. En cualquier caso, la Cruz del Término, el Cristo, en la salida a la Pista de Silla, es muy hermosa. Además, por allí pasan tirios y troyanos. Todo el mundo la ve.

-¿Qué le ha aportado su profesión médica (otorrinolaringólogo) a su actividad creativa?

-Yo creo que cuantos más conocimientos posees, mas posibilidades tienes para la creación artística. La verdad es que muchas veces me he apoyado en el oído para hacer esculturas y he creado varias piezas basadas en formas del oído interno, algo que no podían hacer otros compañeros escultores, y algunos colegas me reconocían esa virtud de tener una experiencia profesional que me permite acceder a lugares donde otros no podían llegar.

-¿Se arrepiente de no haberse entregado plenamente a su actividad artística?

-Todos los artistas han tenido que sacrificar algo. Yo siempre practiqué el arte fuera de mi actividad médica. A lo largo de mi vida, el arte ha sido mi jardín y mi profesión, un huerto. Tener esas dos posibilidades es muy enriquecedor. Yo fui médico por vocación y trayectoria familiar. Mi padre fue un número uno y mi hermano lo superó gracias, también, a los avances médicos que se han producido a lo largo del tiempo.

-¿Ha evolucionado más la profesión médica que las corrientes artísticas?

-La medicina se ha transformado radicalmente en medio siglo, de manera impensable. El arte plástico, sin embargo, ha padecido muchos vaivenes, alzas y bajas. En la escultura se ha trabajado el estilo clásico de manera muy rígida durante siglos. Yo busqué un camino propio utilizando el hierro, algo que era impensables anteriormente.

-¿Cómo ha evolucionado Antonio Sacramento como artista?

-Con lógica. Yo empecé, como todos, haciendo cabezas humanas en barro. Luego pasé a la fundición, madera, plástico... en busca de caminos nuevos para una escultura que ha estado anquilosada en el hiperrealismo.

-¿Es posible entender su obra sin conocer la magia de la cinta de Mobius?

-La cinta la conoce poca gente. A mí me sirvió para crear espacios interiores dentro de las esculturas, a través de las láminas de hierro. De eso es algo de lo que estoy orgulloso, de ser el primero en utilizar la cinta de Mobius, antes incluso que Gargallo o González. La escultura geométrica y topológica están derivadas, en mi caso, de la cinta.

-¿Está trabajando ahora en algo?

-Estoy haciendo bocetos para realizaciones posteriores. La verdad es que tengo carpetas de dibujos para estar haciendo esculturas durante años. Hace poco trabajé en el proyecto en homenaje a la Fórmula 1. Lo cierto es que hasta hace unos años tenía buena parte de mi obra desparramada por plantas bajas, pero mi hija, que es muy lista, me buscó un lugar donde tengo un pequeño museo en el que he recopilado todo mi trabajo. Me queda aún ilusión por hacer cosas.

-Un lugar seguro, supongo.

-Sí, aunque si le digo la verdad a veces da la sensación de que para los artistas es mejor que les roben alguna cosa. Así se revaloriza la obra. Las peripecias gustan, es más fácil crear mitos.

-Presentó un proyecto con motivo de la Fórmula 1 hace dos años ¿Qué ha quedado de aquello?

-Nada. No hay dinero. Ahora vas a hacer un proyecto y te dicen que no hay fondos, que estamos en un mal momento ¿y cuál será bueno? En fin, debemos esperar que lleguen tiempos mejores.

-¿Le gustan las esculturas instaladas en los últimos años en Valencia?

-Prefiero no tocar ese tema para no hablar mal de nadie.

-¿Qué obra ha visto últimamente que le llamase la atención?

-Es difícil contestar. Quizá la exposición de Rafael Guastavino, sobre sus bóvedas americanas en Nueva York y de Chicago, así como una muestra de cómo ha influido la fotografía en la pintura moderna. Las dos en el Centro del Carmen.

-¿La genialidad escasea como siempre o más aún?

-Los artistas de ahora se basan en trabajos antiguos. Se utilizan nuevos materiales, pero la gente se lanza a copiar descaradamente a gente como Picasso. Se hacen refritos.

-De los artistas que ha conocido personalmente, ¿quién le ha impresionado más?

-Dalí. Tuve la oportunidad de conocerlo en el Museo de Bellas Artes de Madrid, en 1972. Era algo sensacional, con un enorme conocimiento del arte, por no hablar de su manera de relacionarse con el mundo. Recuerdo que, en un momento dado, se dejó entrar a un fotógrafo en la sala donde nosotros estábamos y, antes de que llegase, Dalí me dijo: «ahora vamos a hacer teatro», y se atusó el bigote, se puso la capa, se estiró y puso aquella cara tan suya, como de sorpresa. Era un hombre con las ideas muy claras y adoptaba actitudes planificadas por una inteligencia superior, como era esa supuesta rivalidad con Picasso.

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