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MARINA GONZÁLEZ
Domingo, 13 de diciembre 2009, 03:23
Conchi Manzano es castañera desde que tenía 16 años. Comenzó en las puertas de Simago y más tarde se trasladó al centro de Alicante. Cuenta que fue pionera en la ciudad, ya que en un principio sólo existían dos personas que vendían este producto. Su puesto se sitúa en la emblemática avenida de Maisonave. Lleva 38 años en este oficio, y asegura que ha día de hoy está muy contenta porque le ha pasado el legado a sus hijos, que también venden en la céntrica avenida alicantina.
-¿El de castañero es un negocio familiar?
-Sí. Es una tradición que no se pierde, se pasa de padres a hijos. Yo tengo 54 años y llevo toda mi vida en este negocio.
-¿Quiénes compran más, los pequeños o los adultos?
- Hay de todo, tanto a los niños como a los adultos les gustan las castañas. Yo tengo clientes de toda la vida. He conocido hasta tres generaciones de una misma familia. Aquí también se hacen amigos.
-En ese cartel pone que sus castañas son las mejores ¿Por qué?
-Porque la gente lo dice, y que ese cartelito lo puedo exponer con orgullo, porque no estoy mintiendo. Yo selecciono el producto uno a uno, y la castaña que está mala la tiro. Eso no lo hacen todos los catañeros. Además les pongo un toque especial, que es secreto de la casa.
-¿Vende más en Navidad?
-Se vende más por el frío. Con las castañas te calientas las manos mientras te las vas comiendo. Además esta es una buena zona. Hay mucha gente los fines de semana y en la época de Navidad todo el mundo viene por aquí a comprar regalos.
-¿Ha notado la crisis?
-Por supuesto. El año pasado vendía mucho más, casi el doble. Y además lo vendía en menos tiempo. Ahora cuesta más, se nota muchísimo.
-¿A mantenido los precios a pesar de la crisis?
- Llevo con los mismos precios desde hace un montón de años. No los he cambiado, prefiero mantenerlos y continuar vendiendo.
--¿Se han perdido ciertas tradiciones, como la del boniato ?
-Yo creo que no. La tradición de las castañas sigue, pero lo del boniato es distinto. Para venderlos necesitas otros permisos y supone hacer más papeleo. Pasa lo mismo con las mazorcas de maíz.
- ¿Recuerda alguna anécdota llamativa?
- Una vez un hombre me dijo que si todas las personas fueran igual de dulces que mis castañas no habría amargura en el mundo.
- Es bonito que un cliente le diga algo así ¿no?
- Llevo mucho tiempo de cara al público y creo que me he ganado a la clientela. La gente pregunta por mi cuando no me ven. Intento ser amable y cariñosa con los clientes.
- Durante el resto del año ¿A qué se dedica?
- Mi marido tiene un puesto de vente ambulante y con eso vamos pasando.
- ¿Cuánto tiempo pasa aquí?
- Dos meses y medio si las castañas salen buenas. Vengo todas las tardes desde las 3 hasta las 10 o las 10 y media.
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