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M. J. CARCHANO
Lunes, 14 de diciembre 2009, 10:26
El pasado 12 de enero, dos jóvenes murieron en Santa Magdalena de Pulpis, en Castellón, tras chocar contra un camión. El 19 de noviembre, un conductor pereció en Vinaròs víctima de una colisión múltiple. Los dos jóvenes fallecidos iniciaron este año una lista trágica que lleva contabilizadas 23 víctimas. El camionero de Albacete cierra, de momento, las frías estadísticas. Es el rastro de muerte de la N-340 a su paso por la provincia de Castellón.
¿Qué pasa en esta carretera que se ha llevado por delante tantas vidas? En su transcurrir por tierras castellonenses, la N-340 va prácticamente paralela a la AP-7. La autopista tiene más carriles y menos peligrosidad pero hay que pagar. Y los vecinos de Castellón no parecen dispuestos a hacerlo todos los días. Así que utilizan la estrecha y maltrecha N-340 por la que circulan cada día miles de camiones.
Sin embargo, este año está siendo más dramático que otros. 23 muertos multiplican por cinco los datos del pasado año. Se lleva así esta carretera el triste récord de tener más víctimas que cualquier tramo de carretera valenciano en los últimos años. Además, en un periodo en el que los accidentes mortales han disminuido en toda España, Castellón se lleva la peor parte.
Las razones de este brutal incremento no están claras. De momento, lo que sí se puede constatar es que la carretera es peligrosa. Todavía está pendiente de construir algunas variantes que permitan desdoblar una carretera que atraviesa varios núcleos urbanos.
La variante del Maestrat, por ejemplo, que permitirá sacar de los cascos urbanos de Benicarló o Vinaròs la N-340, tiene ya las obras adjudicadas. Sin embargo, tras múltiples avatares, casi con las máquinas en la carretera, un vecino paraliza su inicio por un problema con la expropiación de su finca. Y las obras se alargarán, cuando empiecen, al menos tres años más.
Más al sur, a la altura de la capital castellonense, el problema parece no tener fin. Las obras del desdoblamiento de la N-340 en Benicàssim y Castellón se han encontrado de bruces con el patrimonio histórico. Según el Ayuntamiento de la capital de la Plana, esta obra perjudicaría gravemente al entorno de la ermita de la Magdalena, un lugar muy querido por los castellonenses. El Ministerio de Fomento le contesta que en el estudio informativo pudieron hacer alegaciones al trazado y no lo hicieron. Y claro, el lío retrasa la actuación y la lista de muertos va camino de ser inacabable.
Porque a pesar de que el año 2008 se aceleraron los trámites para que las mejoras en esta peligrosa carretera comenzaran cuanto antes, la realidad es que para los 23 muertos y sus familias ya es demasiado tarde. Las obras todavía tardarán varios años en finalizarse.
Hay otros tramos pendientes. La duplicación de la N-340 a su paso por Oropesa está en proyecto. Mientras, sigue sufriendo un tráfico de camiones altísimo que causa retenciones importantes en la zona. El Ministerio de Fomento llegó a reunirse, en 2004, con los alcaldes de Castellón, Benicàssim y Oropesa para tratar el posible desvío de vehículos pesados por la AP-7. Se quedó en una medida restringida al verano. Claro, la concesionaria de la autopista tiene que hacer caja para sobrevivir y los camiones suponen uno de sus ingresos más estables. Así que los vehículos pesados, y más en tiempos de crisis, se ahorran unos euros por la N-340. Pero los vecinos, claro, reclaman que los camiones dejen de utilizar una carretera que debería servir, de momento, solamente para conectar municipios cercanos entre sí.
Los conductores exigen además medidas de seguridad vial. Poco se ha invertido en esta carretera en los últimos años, más que la reposición del firme en algunos tramos y alguna mejora en las barreras. La N-340 a su paso por Vinaròs ha quedado señalizada como un tramo de concentración de accidentes. Pero no ha sido suficiente. «No hay ningún radar que obligue a reducir la velocidad en estos tramos», dice Mario, un vecino que usa a diario la carretera.
Lamentablemente, los conductores de esta provincia, según las estadísticas, tienen más probabilidades de sufrir un accidente de gravedad e incluso de morir en él que los vecinos de Valencia o Alicante. Y lo demuestra, pese a que no recoge todavía las estadísticas fatales de 2009, un estudio del RACE.
En 2008, más de un tercio de las carreteras de la provincia tenían un riesgo alto de registrar siniestros en la carretera. A falta de 15 días para que termine el año, circular por la provincia se está convirtiendo en un peligro real para la seguridad de los conductores, que exigen ya medidas.
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