
Secciones
Servicios
Destacamos
HÉCTOR ESTEBAN
Domingo, 20 de diciembre 2009, 03:15
El conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, se ha ganado el apodo de doctor Jekyll y míster Hyde. Brillante orador como ningún otro parlamentario, este forense de profesión tiene una querencia especial a pisar charcos. Donde ve uno, se mete y chapotea. Chop, chop.
El último, esta misma semana en forma de pantalla de portátil: «Los ordenadores que ofrece Zapatero dentro del programa Escuela 2.0 pueden provocar miopía». El exceso verbal de Alejandro Font de Mora Turón (Vila-real, 1949), casado y con hijos, le lanzó al estrellato, una vez más, del debate nacional. Hasta mereció la atención del ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que le apuntó que había 14 comunidades autónomas que no secundaban la versión de Font de Mora sobre la miopía. Chop, chop.
Al actual conseller lo llevó Eduardo Zaplana al nido del PP. El de Vila-real, fiel seguidor del 'submarino amarillo, intentó volar solo. En 1989, no logró llegar al Congreso con el Centro Democrático y Social. En el 91, nuevo fracaso como candidato del CDS a la presidencia de la Generalitat. Su partido no logró ningún escaño en Les Corts cuando una legislatura antes tenía diez diputados. Años después, Zaplana lo fichó para ganar.
En 1995 entra en Les Corts con el PP. Tras la salida de Fernando Castelló como portavoz para ir al Consell, Font de Mora toma las riendas del grupo. El de Vila-real se destapó como un síndico resolutivo, ocurrente y una pesadilla para los grupos de la oposición. Nadie lo desarmó. En la bancada socialista hasta sus más acérrimos enemigos reconocen su valía: «Brillante». Ha sido pieza fundamental para la gloria de sus jefes. El verbo, su mejor arma.
En 2003, un pasito más. Camps le abrió las puertas del Consell. Font de Mora fue de los primeros en hacer el trasvase del zaplanismo al campismo. Memorable fue aquella reunión del grupo parlamentario en Alicante en la que el zaplanista Eduardo Ovejero tomó la palabra para exigir la dimisión del entonces portavoz del Consell. La guerra empezó a cañonazos.
Font de Mora también tuvo el honor de darle la puntilla a Tómbola. Por su condición de forense sabe de anatomía y no tuvo reparos en denunciar que un programa de la televisión pública no era el mejor sitio para medirle el miembro a un ex concursante de Gran Hermano. Se lo hizo Karmele al italiano Nico.
Quizá nunca debió abandonar la portavocía del Gobierno valenciano. Era el mejor. Sin duda. El puesto le venía como anillo al dedo. Salió del Palacio de Fuentehermosa para tomar las riendas de Educación y Cultura en la avenida de Campanar. Desde allí, ha destapado a lo largo de los últimos años su faceta de Mister Hyde. Su trayectoria comenzó a llenarse de charcos. Chop, chop.
La primera hazaña fue invadir el pleno de la Academia Valènciana de la Llengua para evitar que se aprobara un dictamen que dijera que catalán y valenciano eran la misma lengua. Cayeron chuzos de punta. Más por la forma que por el fondo. Chop, chop.
Pero a Font de Mora la fama nacional le llegó con la propuesta de que la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) se impartiera en inglés. Seguramente la idea no fue suya, pero fue el elegido para defenderla. La comunidad escolar se le echó encima, soportó manifestaciones y hasta ocho recursos en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. Lo colgaron boca abajo como a Felipe V. Al final, tuvo que claudicar y aplicar una moratoria. Chop, chop.
Pero no se pudo reprimir. El que fuera director de Instituto Anatómico Forense de Valencia subió a la tribuna de Les Corts, se rebautizó como Fountain of de Blackberry (Morera le corrigió para decirle que la traducción de Font de Mora era: Blackberry's Fountain) y empezó el discurso: «Mister president, their honours, I'll be very glad when in a few years a debate like this one that we are starting, will be sustained in english». Una forma de reivindicar Educación para la Ciudadanía en inglés.
El conseller, que logró bailar agarradito en el centro del hemiciclo con el socialista Sanmartín después de que este pidiera su dimisión, se quedó con el regusto amargo del fracaso de EpC y lo volvió a intentar: «El chino mandarin será optativo en ESO y Bachillerato a partir de 2010». De momento, naranjas de la china y más chuzos de punta. Chop, chop.
Este licenciado en Medicina por la Universidad de Valencia con Premio Extraordinario y Doctor cum laude por la Complutense de Madrid buscaba su espacio en el programa G-20 de Risto Mejide. Su preocupación por la miopía le hizo entrar en el ránking. Un exceso verbal para una persona sensible, pintor y poeta (Premio Carlos Espressatti 1982). Font de Mora necesita volver a ser Jekyll, quitarse los zapatos y secarse los pies. Con un saltito se puede dejar de chapotear.
Si uno no ve que los excesos pueden hacer naufragar una gestión es que necesita ir al oculista.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.