

Secciones
Servicios
Destacamos
SERGIO BALSEYRO
Miércoles, 20 de enero 2010, 02:35
«A nadie le importa el Chagas porque es la enfermedad de los pobres, ningún laboratorio va a fabricar fármacos o productos para quien no pueda pagarlos». Es lo que piensa la científica valenciana Pilar Mateo, descubridora de una pintura que no permite reproducirse al chinche que ya ha matado más de 25 millones de personas, sobre todo en América. La periodista y dramaturga Charo González Casas cuenta en 'El vampiro de los pobres' la «increíble historia» de esta mujer que sigue pintando casas, ahora en Bolivia, para evitar la muerte de quienes las habitan y que en vez de patentar este descubrimiento prefiere dirigir y controlar su aplicación. Además, una vivienda digna eliminaría el problema.
Pilar Mateo estuvo ayer en el hotel Amérigo, acompañada de Ignacio Mangada, presidente de la Fundación Hércules y del ex alcalde Luis Díaz Alperi para detallar sus experiencias y su lucha. Mateo reconoció que en principio se le pidió una biografía. «Soy joven, por lo que pensé que los protagonistas debían ser las personas que sufren el chinche que transmite el mal de Chagas». El libro refleja los «buenos y malos momentos» que pasa durante muchos meses en el chaco boliviano. En 1998 se fue a Bolivia «como una científica y pensaba que en un mes podía estar hecho, pero cuando llegué no había carreteras, ni nada y tampoco había paredes». Pilar Mateo descubrió que «los países del primer mundo no solucionamos todo, porque hay otra enfermedad peor, la pobreza».
La doctora pasó de científica «a indígena», para luchar contra una enfermedad «silenciosa y silenciada, porque es un genocidio». Recuerda que cien años después de que el brasileño Chagas descubrió este mal, siguen muriendo por la pobreza. «Las viviendas están sucias, con ropa, basura y no hay trabajo». Sin embargo, la doctora recuerda que su padre era emigrante de Teruel, «y era pobre, pero su casa estaba limpia y no faltaba un caldo, a pesar de las penurias de la Guerra Civil». En Bolivia de cada siete niños, cinco son malnutridos, «y los científicos estamos para denunciar los pueblos marginados». En el país andino existen 500.000 guaraníes, «un pueblo que nunca fue sometido». La paradoja es que se habla de que su tierra es la más rica de Bolivia, a pesar de que no tienen agua, aunque 15 multinacionales explotan el mayor acuífero.
Ciencia y sociedad
Pilar Mateo insiste, «la ciencia tiene que estar unida a la movilización social». Una de las posibilidades fue la creación de equipos de fútbol, especialmente de mujeres, «ya que así se cambiaba el rol y se daba importancia a la mujer, por lo que el fútbol se ha convertido en un factor importantísimo para el desarrollo». Ahora tienen 25 equipos de fútbol, un centro de informática, con la colaboración de la concejalía de Asunción Sánchez Zaplana, «en el que se enseña a los mayores internet, se dan cursos gratuítos». Y hasta se crearon los equipos del Hércules y del Alicante en esa tierra.
El problema, según Mateo, es que «nadie quiere llegar allí, aunque en los últimos dos años sí han viajado los grandes científicos, y ahora no me pueden parar». Mateo va con su brocha pintando las paredes y evita así que los chinches caigan sobre las personas, dejen sus huevos y mueran irremediablemente en diez o doce años.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.