Ikea y Paterna desoyen a los vecinos e instalarán la tienda junto a los chalés

El Ayuntamiento de Paterna y la multinacional Ikea no van a hacer caso a las reclamaciones de los vecinos de los chalés de la Cruz de Gracia y Campolivar. La tienda de muebles sueca se instalará a 500 metros de la A-7 para no incumplir la regulación del Ministerio de Fomento, lo que llevará a que el centro comercial se ubique cerca de las viviendas. La escasa distancia entre la tienda y los inmuebles motivó las últimas alegaciones vecinales, que han supuesto la paralización del proyecto de Ikea de abrir su primera tienda en la Comunitat.

Según explicaron ayer a LAS PROVINCIAS fuentes del Ayuntamiento de Paterna, el plan presentado el pasado viernes se está redactando de nuevo. No se quiso desde el consistorio dar más detalles pero dos de los puntos en los que ha insistido Ikea, tanto el lunes como ayer, es que no quieren pagar más de 34 millones de euros en concepto de urbanización y accesos y que se quieren unos plazos rigurosos por lo que situar la tienda a 500 metros de una carretera como la A-7 no hace más que retrasar el acuerdo.

Fomento ya rechazó un proyecto que ubicaba la tienda cerca de la circunvalación a Valencia y la nueva redacción del mismo sitúa inevitablemente el centro comercial próximo a un grupo de chalés. En las alegaciones presentadas por los vecinos se argumenta que la proximidad de Ikea a sus hogares podría colapsar la zona dificultando la entrada o salida de sus casas.

Teniendo en cuenta estas alegaciones, que piden expresamente alejar la tienda de los chalés, el Ayuntamiento de Paterna está preparando nuevos informes de tráfico que minimicen este presumible problema. Desde ayer los técnicos trabajan a destajo para acotar su nueva postura de cara a la reunión del próximo miércoles. Si los accesos son una de las aristas de este prisma, también lo son las alegaciones de los vecinos. El Ayuntamiento está dispuesto a responderlas técnicamente y pretende «estimarlas» pero también depende de lo que el gigante sueco reclame.

Si en la ubicación de la instalación el margen está más que reducido, quedarían otras alternativas compensatorias como la futura zona verde ya prevista pero que podría ampliarse y las medidas reductoras del ruido, aspectos que en los que se está trabajando de lleno también.

Cerca de la decena de alegaciones presentadas al proyecto se centran en el apartado de los accesos y en que la planta se encuentre lo más alejada posible de las zonas residenciales próximas. «Los cien metros es una estimación. Los estudios que se van a acometer permitirán determinar de qué distancia estaríamos hablando, aunque todo depende de cómo evolucione la negociación», según apuntan desde el Ayuntamiento de Paterna.

«La idea es llegar a buen puerto y las dos partes tenemos que buscar más puntos en común que divergencias», dicen desde Paterna. Misma intención tiene Ikea. Tal es el plan de trabajo del alcalde paternero, Lorenzo Agustí, que ayer se mostraba esperanzado de que el barco llegue a buen puerto para no echar por la borda dos años «de trabajo, tiempo y esfuerzo». Todo ello después de que esta lunes dijera por la mañana que se habían roto las negociaciones para acudir luego, sin ser invitado, a una rueda de prensa de Ikea en la que se desdijo y pidió cita para una nueva reunión.

Mentalidad abierta

Ikea espera que la reunión del próximo miércoles sea por fin productiva. Según explican a este periódico fuentes de la multinacional, la posición que va a adoptar es «abierta» por lo que no descartan aceptar estudiar alguna variante de los planes presentados antes de la reunión del pasado viernes. En el único punto en que la firma sueca insiste en que será inflexible es en la cifra tope de 34 millones de euros que se comprometen a pagar en concepto de urbanización y accesos desde la CV-35 hasta su tienda de muebles. Para el resto de aspectos en los que el Ayuntamiento de Paterna quiera aportar nuevas soluciones, Ikea asegura que estará receptiva.

El handicap con el que se encuentra el consistorio de Lorenzo Agustí es que nuevas variantes o soluciones arquitectónicas que minimicen el impacto del tráfico suponen un coste añadido que no pueden repercutir a Ikea que se niega a costear más obras ya que, recuerdan, «34 millones de euros es la cifra máxima que ha ofrecido Ikea para la urbanización de una tienda suya. Nunca hemos pagado más por ninguno de nuestros centros en España. Es la cantidad máxima». El Ayuntamiento también trabaja en informes que permitan calibrar el coste exacto de los accesos necesarios para lograr que cuadren las cuentas, ya que no se contempla desde Ikea asumir futuros sobrecostes. La medición económica, en este sentido, tiene que ser ajustada para evitar sorpresas de última hora y nuevos desencuentros esperpénticos en el futuro.

Todo esto se tratará en la reunión del próximo miércoles ya que, según Lorenzo Agustí, lo sucedido este lunes responde a una «estrategia de negociación» por parte de la multinacional para salirse con la suya, esto es: cumplir los plazos previstos con un proyecto que cambie lo menos posible.

Sin embargo, la kafkiana sucesión de declaraciones no ha terminado. Hay quien todavía confía en que la suerte o mejor, Ikea, llame a su puerta. El Bloc de Sagunto pedía «un nuevo esfuerzo» para llevar la multinacional hasta la capital del Camp de Morvedre.

«Hemos intentado en diversas ocasiones demostrar a la multinacional sueca que Sagunto es por muchos motivos la mejor ubicación para sus instalaciones», señalaban. No son los únicos que barren para casa, a tenor de todo lo acontecido.