Las casitas de El Puig, derribadas

Las casitas de El Puig ya son prácticamente historia. Desde las ocho y media de la mañana, una máquina está tirando a bajo los recuerdos de medio centenar de familias. Solo el alcalde de El Puig, José Miguel Tolosa, y dos vecinos observaban de cerca los trabajos de derribo. "Nadie más ha querido estar aquí para verlo. Nos han tirado como a perros. Esto es una barbaridad. Hoy es un día muy triste para todos", explicaba Ángel Durá mientras veía caer, con lágrimas en los ojos, los cimientos de su propia vivienda.

Todas las casas, excepto una por propio deseo de su propietario, serán escombros a última hora de esta tarde, cuando concluya la demolición. "La tenemos de toda la vida. En mi caso, cinco generaciones, porque la compró mi abuelo, yo me he criado aquí y tengo 67 años, mis hijos también y ahora mis nietos. Uno de ellos me decía el otro día que no quería que tiraran nuestra casa", intenta relatar Salvador Romeu muy emocionado.

Romeu disponía de una vivienda de apenas 40 metros cuadrados en la que han vivido cinco generaciones, desde que su abuelo comprara tres casas y las dividiera por la mitad para darle una a cada uno de sus seis hijos. "Las noches de verano en la terraza en un entorno envidiable no se volverán a repetir", ha lamentado.

El propietario ha reconocido "la impotencia" que siente ante la situación y ha admitido que los vecinos "se han humillado" ante el Ministerio por "cobardes o por agotamiento" y al final les han dejado "hacer lo que quisieran".

Desde primera hora los trabajos han estado vigilados de cerca por efectivos de la policía local y nacional y Guardia Civil, para evitar que varios grupos de chatarreros, que esperaban en la explanada, se acercaran al lugar.

El alcalde reclamó a Costas que "igual que han tenido prisa para destruirlo todo, se elabore un proyecto de regeneración de la zona ya. Pedimos una moratoria, mientras no hubiera un proyecto concreto de actuación, y no la conseguimos, por lo tanto nuestra prioridad ahora es que se actúe en la zona".

La demarcación provincial de Costas informó a los propietarios de la orden de demolición el pasado mes de junio aunque el plazo para el desalojo concluyó hace apenas una semana. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana desestimó el recurso de los propietarios contra la resolución de Costas y el Tribunal Supremo ratificó el fallo, con lo que la demolición ha sido llevada adelante en la jornada de hoy.