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ATLAS
Martes, 30 de agosto 2011, 02:23
La policía controla los alrededores de una discoteca situada en las afueras de Jávea. Es una de las zonas más afectadas por el botellón. Los agentes requisan el alcohol y lo tiran a los contenedores, pero cuando las patrullas se van de la zona los jóvenes las recuperan.
Los vecinos que viven en las proximidades de la discoteca son los que más sufren las consecuencias del ruido. A pesar del calor se ven obligados a dormir con todo cerrado. Sus denuncias ya han llegado al Ayuntamiento, pero ahora se están planteando denunciar al consistorio ante la Fiscalía si el problema persiste. Pero de momento, ya han pasado otro verano de insomnio.
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