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MARINA COSTA
Jueves, 2 de febrero 2012, 09:12
De la antigua fábrica de ladrillos de Paiporta, hoy convertida en museo etnológico, todavía salen trocitos de historia. Una exposición única homenajea a los maestros de obra del municipio que construyeron chimeneas por toda España, gracias al valioso material cedido por Abelardo Martínez, hijo y nieto de los constructores de la instalación que llevó el arte de la fabricación de aquellas torres hasta las alturas. Maquetas, planos, fotografías y otros documentos relacionados con la construcción de estas estructuras explican al público los entresijos del oficio de 'rajoler', hoy desaparecido.
«A treinta metros del suelo, te jugabas la vida. En aquella época no existían andamios, ni arneses, ni nada parecido. Una vez me tuve que quedar suspendido hasta que amainó una tormenta terrible. Era más peligroso bajar, con la obra recién terminada. Tiré las herramientas para no atraer ningún rayo», recuerda Abelardo, la cuarta de cinco generaciones de constructores.
Y es que las chimeneas se hacían sin andamio. Una polea interna permitía subir el material, mientras los obreros iban colocando ladrillos desde dentro de la estructura, utilizando una especie de garras incrustadas en forma de 'u' «que se embutían en la pared. Cada 35 centímetros iba una».
Abelardo empezó a acompañar a su padre al trabajo cuando tenía unos ocho años. Desde entonces, su pasión por las chimeneas ha ido en aumento, hasta el punto de viajar por toda España para fotografíar las últimas que quedan en pie. «Muchas han desaparecido. Tengo registradas unas cuarenta».
Una de las últimas que realizó estaba en la calle Cuba, cerca de un antiguo tostadero de café, y medía 30 metros. Abelardo también cree que su abuelo participó en la construcción de la chimenea de la fábrica de papel de fumar Bambú, fechada en torno a 1904.
De entre todo el material, destaca un vídeo de 1927 donde se recoge la construcción de chimeneas y el funcionamiento del antiguo 'Rajolar', un documento cedido por la familia Olcina de gran valor documental. La exposición podrá verse hasta el 29 de febrero y ofrece una muestra de lo que el profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, Ferran Benavent, ha descrito como «obra maestra del patrimonio industrial».
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