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Los manifestantes toman la calle Xàtiva, en las inmediaciones del Luis Vives, durante la protesta de ayer. / Txema Rodríguez
Una protesta masiva sin rumbo y sin policías colapsa el centro de Valencia
Manifestación estudiantil

Una protesta masiva sin rumbo y sin policías colapsa el centro de Valencia

La Policía Local cortó el tráfico para que pasaran los estudiantes, que terminaron la jornada frente a la sede del PPCV y la Delegación del Gobierno

JOAQUÍN BATISTA

Miércoles, 22 de febrero 2012, 15:08

FOTOS: Multitudinaria protesta en Valencia

El centro de Valencia fue tomado ayer por una marea de estudiantes que quisieron mostrar su repulsa ante las cargas policiales que se han sucedido estos días. Los asistentes se contaron por miles. El balance oficial, que corrió a cargo de la Policía Nacional, hablaba de 3.500 personas. Sin embargo, desde la Federación Valenciana de Estudiantes (Faavem), cifraron la asistencia a última hora de la tarde en 40.000 personas. Pese a las discrepancias en los números, lo cierto es que la protesta era multitudinaria, aunque lo más destacable fue que transcurrió sin incidentes y sin apenas presencia policial.

Participaron padres y profesores, pero el protagonismo fue para los estudiantes, que partieron desde la Facultad de Historia para llegar hasta el instituto Luis Vives, que en principio era el punto final de la marcha. A partir de ahí, la marea humana, empuñando libros como única arma, se dedicó a moverse por diferentes arterias de Ciutat Vella.

El único trastorno fue para los conductores, pues el tráfico se resintió toda la tarde. Según informaron fuentes municipales, fue necesario cortar una decena de calles como Blasco Ibáñez, el puente del Real, Colón, Xàtiva, las grandes vías, General Palanca o la plaza del Ayuntamiento. A última hora, las consecuencias del descontrol viario se dejaban sentir en los accesos a la ciudad. En la entrada por la V-31, en la rotonda de los Anzuelos, era necesario limitar el paso de vehículos, mientras que en la V-21 la circulación estaba congestionada.

Los manifestantes camparon a sus anchas. Aunque la protesta no fue comunicada a la Delegación del Gobierno, trámite necesario para que se considere legítima, se les permitió ocupar todas las vías que quisieron. Lo que se vio nada tuvo que ver con los enfrentamientos del lunes. Entonces, cualquier intento de bloquear el tráfico era atajado sin contemplaciones por la Unidad de Intervención Policial.

Pero ayer los antidisturbios brillaron por su ausencia, fruto de las directrices marcadas por la mañana por la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, con el objetivo de evitar las tristes imágenes de Valencia que han dado la vuelta al mundo. El testigo de la Policía Nacional lo tomó la Policía Local, que guiaba a los asistentes y se dedicaba a cortar el tráfico para liberar las calles, lo habitual cuando se organizan concentraciones autorizadas. En otras palabras, se hizo la vista gorda para evitar otra jornada de enfrentamientos.

División de grupos

La protesta fue errática. En algunos puntos incluso se dividía hasta que los estudiantes reconducían el rumbo a tomar. Tras arrancar desde Blasco Ibáñez, cruzaron el río para dirigirse hacia Colón pasando por la calle General Palanca. Una sonora pitada se escuchó cuando se alcanzó la vivienda de la alcaldesa de Valencia, y más fuerte fue cuando la comitiva llegó a la sede de la Delegación del Gobierno. Los asistentes coreaban consignas pidiendo la dimisión de Sánchez de León, contra las Fuerzas de Seguridad -'vergüenza me daría ser policía' o 'los nacionales a los tribunales'- y en relación al decreto para contener el déficit -'más educación, menos corrupción'-. Lo cierto es que los gritos sobre las medidas para reducir el gasto educativo fueron los menos, pues se reservaban las fuerzas para clamar contra la policía.

Tras dejar atrás Colón se concentraron en Xàtiva, frente a la estación del Norte, antes de protagonizar una sentada en la plaza del Ayuntamiento. En esos momentos, una asamblea de padres, profesores y alumnos del Luis Vives aprobaba un documento pidiendo la dimisión de la delegada, del jefe superior de Policía, Antonio Moreno, y del ministro. Además, mostraron «su más enérgica repulsa» a las cargas de los días anteriores.

Desde el Ayuntamiento se dirigieron hacia la calle Las Barcas, Pintor Sorolla, la Glorieta y de ahí de nuevo a la Delegación. En este punto hubo un grupo que debido a la desorganización se alejó hacia General Palanca, donde coincidieron con varios coches. Uno, de alta gama, fue rayado con una llave para desesperación de su conductora, visiblemente nerviosa.

Aunque los antidisturbios no se dejaban ver, estaban. Por ejemplo, bloqueaban el acceso de la Delegación del Gobierno, donde un iluminado les arrojó una botella de cerveza antes de desaparecer. Su única respuesta fue ponerse los cascos. Tampoco reaccionaron cuando se les acusaba de golpear a niños o cuando se les gritaba 'antes eran grises, ahora son azules'. También estuvieron en la plaza del Ayuntamiento o en la sede del PPCV, donde sobre las ocho de la tarde se concentraron los estudiantes. No hubo orden de intervenir.

Al cierre de esta edición, la protesta seguía frente a la Delegación, donde horas antes se había reunido el presidente de la Federación Valenciana de Estudiantes, Alberto Ordóñez, con la delegada, que le pidió que las futuras concentraciones se convoquen siguiendo la ley.

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