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MARÍA JOSÉ CARCHANO
Viernes, 25 de mayo 2012, 14:50
Recorrer el trayecto que separa Valencia de Alicante por la recién estrenada autovía Central costará unos 3,5 euros, mientras que llegar a Requena desde Valencia se quedará en 1,60 euros, de salir adelante la propuesta que el Ministerio de Hacienda tiene sobre la mesa, y que ha planteado la patronal de las concesionarios de infraestructuras y autovías, Aseta. Todavía quedan muchos flecos por concretar, que se irán negociando con las partes interesadas, que quieren que para los Presupuestos Generales del Estado de 2013 se incluyan ya estos ingresos. Permitirían, según fuentes de la patronal, financiar el mantenimiento de las carreteras, que «no se puede mantener con el presupuesto asignado este año por el Ministerio de Fomento».
En el caso de la Comunitat Valenciana, si el Gobierno cede a las pretensiones de las concesionarias, recorrerla de norte a sur costaría 7,3 euros, mientras que ir hasta Madrid rondaría un importe similar. La puesta en marcha de un sistema de peajes 'blandos' afectaría principalmente a los recorridos largos por vías de gran capacidad, como la autovía Central, la A-35 o la A-3, aunque las empresas también han puesto sobre la mesa el resto de carreteras metropolitanas, que en el caso de Valencia podrían afectar al by-pass o la V-21, aunque en este caso podría haber bonificaciones para trayectos frecuentes. En este caso, las concesionarias apuestan también por estudiar bonos con tarifas reducidas, que podrían llegar incluso para aquellos que conducen de noche.
Según la patronal, no es tan importante en qué Consejo de Ministros se apruebe este proyecto -estuvo a punto de incluirse hace unas semanas en el orden del día-, sino que pueda negociarse a tiempo para que se contemple en los presupuestos del año que viene, que tendrán que iniciarse en el próximo mes de septiembre. «El Gobierno ha destinado el 40% del gasto de Fomento a la conservación de las autovías, importes que no llegan a cubrir el coste», explican fuentes de Aseta. El sector calcula que estas tarifas podrían gravar a los turismos, mientras que los vehículos pesados tendrían otro tipo de gravámenes -que podrían alcanzar los 12 céntimos el kilómetros- debido a que son los que más contaminan y dañan el firme. En este sentido, los contratistas se inclinan por aplicar a partir del año que viene la Euroviñeta, una tasa que ya han puesto en marcha otros países y que el Gobierno está aplazando por la crisis, que se ha cebado con los transportistas.
Hasta 12.000 millones
El objetivo es recaudar entre 8.000 y 12.000 millones de euros anuales, una horquilla que dependerá de las estimaciones del tráfico de vehículos de estas carreteras, de los descuentos que se puedan establecer para determinados usuarios y del coste de instalar el nuevo sistema de implantación de peajes, que no se espera que esté listo antes de un año. En este sentido, Aseta apuesta por que se realice un concurso de colaboración público-privada en el proceso de instalación de los nuevos sistemas de pago por uso de carreteras, indicaron las estas fuentes a EFE.
La patronal busca que la implantación de estos dispositivos evite al vehículo detenerse y que el mecanismo elegido sea similar al alemán, que mediante unos arcos y con una tecnología vía satélite y GPRS controlen el inicio y la salida de los coches en las vías y carguen el importe correspondiente en la cuenta corriente del usuario que circula por la autovía.
Para las empresas de obra pública, es necesario generalizar el pago por uso de las autovías para tener la financiación necesaria para mantener la calidad de las vías españolas, duramente criticada por la Asociación Española de la Carretera (AEC), que dio recientemente a las carreteras la peor nota que han obtenido en 25 años. Prueba de ello es el estado en que se encuentra la autovía A-3, que sufre obras de mantenimiento desde hace años, con carriles estrechos, cambios de rasante y mala señalización, lo que incrementa el riesgo de sufrir un accidente.
De momento, esta es la propuesta que tiene sobre la mesa el Ministerio, que todavía no se ha pronunciado en este sentido. Según la patronal, la última conversación del presidente de Aseta, José Luis Feito, con la comisión de infraestructuras y peajes fue hace unos días. Al parecer se habrían rebajado las pretensiones que apuntaban a cobrar unos 3 céntimos por kilómetro en una de las primeras propuestas que pusieron sobre la mesa. «Los turismos podrían pagar sobre dos céntimos», dice Manuel Miñés, gerente de la Cámara de Contratistas, miembro de Aseta.
El secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, ya admitió la pasada semana que se está estudiando la tarificación de las carreteras que, sin embargo, cuenta con un amplio rechazo por parte de la sociedad. Por ejemplo, el presidente de la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte ya dijo a LAS PROVINCIAS hace unos días que estaba totalmente en contra de esta medida, que podría ser la puntilla que acabara con el sector. En este sentido, las concesionarias defienden que a la larga se fomentaría el transporte público y el ferroviario, que además suponen un ahorro en la emisión de CO2.
Para los transportistas supondría, en el caso de que se aplicara la Euroviñeta propuesta, más de 40 euros recorrer de norte a sur la Comunitat, lo que supondría un gravamen importante que, según el sector, tendría que repercutirse en los productos que cargan. Los transportistas ya han tenido que cargar con un incremento del combustible en los últimos años que ha podido con muchas empresas.
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