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E. BARDISA
Martes, 29 de mayo 2012, 14:48
Delirios y alucinaciones, desorientación, comportamiento errático, conducta agresiva y muy alterada... Estas son algunas características de un brote psicótico, un episodio cada vez más recurrente en chicos sanos pero que consumen drogas con asisuidad.
De hecho, en las unidades de psiquiatría de los hospitales, los episodios de esquizofrenia entre jóvenes consumidores son ya más numerosos que los de los diagnosticados con esa enfermedad.
«Las estadísticas reflejan esta circunstancia desde hace cuatro o cinco años», señala el doctor Antonio Galbis, presidente del V Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado este fin de semana en Valencia.
Según este experto, hay una creencia extendida de que estos brotes «suelen presentarse cuando se consumen drogas más fuertes, pero lo cierto es que vemos que les sucede a chavales cada vez más jóvenes por el consumo de cannabis».
La última encuesta del Ministerio de Sanidad sobre consumo de drogas entre estudiantes de secundaria (Estudes) refleja que esta sustancia es la tercera más consumida (26%) tras el alcohol y el tabaco. La edad media de inicio es de 14 años.
«Pero estos chicos que tratamos en las consultas de psiquiatría no reconocen su enfermedad, desdramatizan el consumo de porros y están convencidos de que no les perjudican. Sin embargo, estos mismos chavales serán los que luego, con probabilidad, sufrirán un brote de esquizofrenia», destaca Galbis.
Este consumo tan temprano causa graves problemas en el seno de las familias. «Los padres no pueden manejar a sus hijos debido al trastorno de carácter y la apatía que produce en ellos el consumo». Y el problema de empezar cada vez más pronto a consumir -cannabis y alcohol- es que sus cerebros no están maduros, «por lo que en el futuro es muy factible que sufran alguna patología psiquiátrica». Según el informe Estudes, un 3% de los jóvenes entre 14 y 18 años fuma porros a diario y un 17% habitualmente.
Cuando un chico sufre un brote psicótico, el primer paso es tratarlo con fármacos. Pero el gran problema llega después. «El susto les mantiene alejados del consumo durante varios meses, pero en cuanto retoman su vida y vuelven a frecuentar sus amistades de siempre, lo más probable es que vuelvan a consumir. Y la mayoría sufre un segundo brote psicótico», advierte.
Detrás de este problema subyace «la tendencia social a desdramatizar el consumo de porros» e insiste en que «legalizar una sustancia que está demostrado que es tan peligrosa sería un error histórico».
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