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EFE
Lunes, 4 de junio 2012, 19:21
Las dos mujeres detenidas por la desaparición de un niño de 3 años, cuyo cadáver se busca desde el viernes en un vertedero de Valencia, se encuentran en prisión provisional comunicada y sin fianza, han informado hoy fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
Así lo ordenó el titular del Juzgado de Instrucción número 17 de Valencia, en funciones de guardia, tras tomarles declaración durante varias horas el sábado por la tarde noche.
El menor, cuya desaparición fue denunciada el pasado miércoles, estaba al cuidado de dos mujeres, amigas de su madre y también de origen boliviano, que fueron detenidas después de que una de ellas reconociera que el niño había fallecido y que habían dejado el cuerpo en un contenedor de basura de Valencia. La magistrada no se cree la versión del accidente del niño y las mujeres bolivianas han quedado imputadas en delitos de homicidio doloso y malos tratos al menor, según otras fuentes.
La familia de Johan David se aferraba hasta ayer a la esperanza de encontrarlo con vida. Sin embargo, la Policía Nacional tenía pruebas de peso para suponer que el pequeño de 3 años desaparecido desde el martes fue arrojado a la basura en Valencia. La más importante, además de la confesión de una de las detenidas, es el hallazgo de ropa del menor con restos de sangre en la casa del barrio de Patraix donde vivían las dos detenidas.
Tal y como adelantó LAS PROVINCIAS el sábado, Vanesa R. V. y Pura Ángela M. S. cambiaron la ropa del niño y la lavaron después de su muerte. Entre las diferentes gestiones desarrolladas por la Policía Científica analizaron varias prendas y encontraron restos de sangre que permanecían en el tejido pese a que había sido lavado.
Para los investigadores está absolutamente descartado que Johan David haya sido vendido o haya caído en manos de una red de tráfico de menores. La hipótesis de trabajo policial en estos momentos sigue siendo que Johan David ha muerto y, casi con toda probabilidad, acabó en la basura.
A partir de ahí se abren dos posibilidades que aún no están definidas: una de ellas es que, en efecto, el menor sufriera una caída accidental, como expusieron las sospechosas, y arrojaran el niño a un contenedor temerosas de contarle la verdad a la madre. La segunda teoría, que no está descartada, es que le causaran la muerte a conciencia.
La respuesta a esta incógnita sólo puede darla el cadáver que aún no ha aparecido. De ahí el tremendo esfuerzo de los agentes por revolver las toneladas de basura del vertedero de Dos Aguas con la esperanza de encontrar al niño, realizar la autopsia y poder cerrar así el caso.
Esta labor continuó ayer desde las nueve de la mañana, por tercer día consecutivo, y continuará en los próximos días. Según algunas fuentes del vertedero de Dos Aguas se han supervisado casi 200 toneladas de basura en dos días y queda «mucho trabajo».
Las dificultades del rastreo
Existe una zona concreta de entre las montañas de desperdicios donde se están centrando los trabajos. Es aquella en la que fueron colocadas las balas de basura recogidas entre el martes por la noche y el viernes de madrugada.
El calor hace durísimas las condiciones de trabajo. Es preciso desmenuzar bloques de residuos orgánicos que están prensados y pesan entre una tonelada y una tonelada y media. Máquinas excavadoras los separan de los enormes montículos de basura para que, a continuación, agentes, bomberos y operarios inspeccionen poco a poco los elementos orgánicos y las bolsas.
Es en esta segunda fase donde los perros adiestrados para la detección de cadáveres pueden aportar su capacidad. Pero hasta para ellos es mucho más complicado en este entorno que en un derrumbe por un terremoto o con cuerpos enterrados. Se guían por el olfato y la enorme cantidad e intensidad de olores en un vertedero puede llegar a confundirlos.
Y mientras esta lucha policial sigue adelante y la familia del menor sufre la incertidumbre, las dos sospechosas han pasado sus primeras horas entre rejas en la cárcel de Picassent. Comenzaron a declarar sobre las ocho y media de la tarde del sábado. Pasada la medianoche, la jueza de instrucción número 17 de Valencia dictó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, de Vanesa y Pura.
El entorno de Vanesa y Pura, perplejo
Varias personas del entorno de Vanesa y a Pura se mostraron ayer perplejas por su implicación en el caso. «Nos parece increíble. Parecían dos personas muy normales y volcadas con los demás», destacaron desde el restaurante El Roscón, donde en abril organizaron una comida para recaudar fondos con los que ayudar a una amiga boliviana enferma de cáncer.
Pura llevaba más de una década cuidando a la anciana impedida con la que convivían en la casa de la calle Pintor Pascual Capuz. Era madre de dos hijos que residen en Bolivia y a los que mandaba dinero. Vanesa llegó tiempo después a la vivienda, también como cuidadora. Desde hace cinco meses Johan David estaba a su cargo. La madre, Lohammy Castro, les dejó al niño cuando se marchó a París por motivos laborales.
El contacto entre Vanesa y Lohammy en las redes sociales era habitual y compartían fotos juntas. Hace pocos meses, la madre le dijo en referencia al pequeño: «Cuida a mi gordo. Lo extraño mucho». Pura pertenecía a una oenegé. En Navidad, mandó mensajes por Facebook animando a recoger fondos «para poder dar a todos los niños una feliz navidad y un pequeño regalo».
Lohammy sigue estando desconcertada: «Si dicen que todo fue un accidente yo no entiendo por qué no pudieron avisar a un centro médico o a la policía. Hay tantos lugares...», lamentó la madre de Johan.
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