Desmontando a Aleix Saló

¿Le puedo hacer la entrevista en B? «Sí, claro. En B, en C o en lo que quiera». Aleix Saló concede la licencia para que esta conversación no deje huella. ¿Espera poco de la persona que sujeta la grabadora o se conoce a sí mismo demasiado? Mejor no saberlo.

Saló se hizo muy popular por Españistán, una crítica irónica al boom inmobiliario. Pregunta inexcusable: ¿Tiene vivienda en propiedad? «No». ¿Coche? «No». ¿Cuál ha sido el contrato más precario? Piensa. «Aquel en el que no me han pagado. Tengo un cliente que aún me adeuda más de 3.000 euros».

Dicho así es mucho dinero. ¿Usted es un historietista que ahora cotiza alto? «¡Qué va! Dejé de trabajar para periódicos. En la época de bonanza del periodismo me pagaban por viñetas cuatro o cinco euros».

Uy. Aún reculará y exigirá una factura de la entrevista. Golpe de efecto: «Si la ministra Fátima Báñez no es un hada madrina, ¿qué es? «No quiero ser soez, pero algo así como un grano en el culo». Bien, se ha olvidado del dinero.

Pasemos ahora con Cristóbal Montoro. El dibujante confiesa no haber liquidado su deuda con Hacienda: «La declaración de la renta aún no la he hecho. Me ayuda mi madre... y seguramente me saldrá a pagar». Conoce el funcionamiento económico de la Unión Europea, pero cojea con el balance de su economía particular. Uy, uy, uy. Sospechoso. Ahora sólo falta que sepa alemán y sea amigo de Angela Merkel. «He hecho trabajos para Alemania, sí», admite. ¿Y Grecia? «No la conozco. Nunca he viajado allí». No está todo perdido.

Continuemos. En Simiocracia criticó los abusos de la banca. ¿Tiene tarjeta de crédito? «No, sólo una de débito». ¿Hucha de cerdito de barro o cuenta corriente? «Cuenta corriente» ¿En banco nacionalizado o que haya recibido ayudas europeas? «No, en una caja sana» ¿Que paga el sueldo a infantas? «Sí, y a otros tantos». Sonríe.

En Europesadilla, aborda la creación de la Unión Europea con mayor seriedad. ¿La situación actual ya no está para echarnos unas risas? «En este título he querido profundizar. Hay países con economías dantescas que hacen humor más negro que yo». ¿La salida del euro son los padres? «No, es el hombre del saco». ¿Dónde están sus activos tóxicos? «En mi despensa. Mi banco malo pasa por la cocina».

Aleix Saló supera la prueba del algodón. No peca de lo que critica. No sólo no percibe remuneración por la entrevista sino que hace una viñeta de la misma. Él se dibuja como si fuera una mierda. La periodista, como una vampira.