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Gerardo Elorriaga
Viernes, 23 de agosto 2013, 02:58
No solo la leche y la miel fluyen abundantes en la tierra de Canaán. En sus veinte kilómetros cuadrados de extensión podemos encontrar desde una guardería a una universidad, además de bancos, restaurantes, tiendas y residencias para acoger a sus 2.000 empleados y 9.000 estudiantes de todas las edades que la habitan. El Faith Tabernacle, su edificio central, está considerada la construcción religiosa más grande del mundo y reúne cada mes de diciembre a un millón de peregrinos. El complejo 'Canaanland', en el estado nigeriano de Ogun, fue creado en 1999 por Daniel Olaniyi Oyedepo, uno de los grandes líderes del movimiento pentecostalista. En menos de treinta años, su culto está extendido por cuatro continentes y él se ha convertido en el líder espiritual más rico del país, con una fortuna superior a los 110 millones de euros.
La relación entre fe y éxito económico no resulta banal ni aleatoria. La Living Faith Church del pastor Oyedepo, de 58 años, es también conocida como la Capilla de los Ganadores, y a su promotor se le atribuyen nada menos que setenta libros que amalgaman la inculcación de valores religiosos y las formas de obtener el éxito material. Posiblemente, esa mixtura explique su fulgurante expansión por todo el país, la construcción de más de trescientos templos, una enorme infraestructura educativa y la rápida proyección internacional. La relación entre rito y supervivencia personal y colectiva, sustrato de las creencias animistas nativas, también ha facilitado la recepción de sus postulados, atrayentes en un país rico en recursos naturales, pero donde casi dos terceras partes de la población subsisten en condiciones de extrema miseria.
El predicador es hijo de un musulmán, pero se crió con su madre, perteneciente al movimiento Aladura, una escisión en la comunidad anglicana local contraria al control jerárquico desde Europa y también a sus formas de expresión. El joven cursó estudios de arquitectura, aunque su construcción más relevante sea de tipo espiritual. Contó con un colaborador esencial para ese ambicioso propósito. En 1981 experimentó una revelación divina durante dieciocho horas y, a partir de tal experiencia, decidió crear su propia congregación.
La Iglesia de Oyedepo se integra en el World of Faith Movement, una tendencia impulsada en la primera mitad del siglo XX por el baptista estadounidense Essek William Kenyon, quien cuestionaba el versículo de Juan que asegura que el Reino de Dios no es de este mundo. Su proclama de que el Señor quiere una sociedad tan creyente como acaudalada animó la convicción de que se podía luchar contra el diablo y, paralelamente, amasar una fortuna. La introducción de la doctrina del Evangelio de la prosperidad en África en los años sesenta y setenta se vio favorecida por la existencia de corrientes sectarias anteriores, más enfocadas en la renovación puritana.
La articulación de credo y triunfo financiero se ha manifestado en la puesta en marcha de numerosos negocios paralelos y una abierta ostentación, signo de cumplimiento con ese doble objetivo. La expansión económica, a menudo, se ha relacionado con la política. Los poderosos movimientos pentecostalistas nigerianos cuentan con especial relevancia en el sur, de mayoría cristiana, y mantienen una productiva simbiosis con los gobiernos locales.
La polémica relación entre fe y negocio también conlleva ciertos inconvenientes. El líder mantuvo un contencioso con su delegado en Nueva York en el que salieron a relucir prácticas menos presentables como el lavado de dinero negro. La conquista de nuevos nichos del mercado religioso ha venido impulsada por la diáspora nigeriana, principalmente en Norteamérica y Gran Bretaña.
La Living Faith es un entramado de origen familiar en el que los padres e hijos predican con similar entusiasmo y comparten jets privados. Las pasadas navidades los fieles les donaron setecientos vehículos llave en mano, posteriormente subastados. Pero la felicidad nunca es plena ni siquiera en las familias predicadoras. Oyedepo ha sido tachado de radical por no socorrer a su hermana Alhaja, ferviente musulmana y carente de medios. La conversión o la pobreza ha sido su respuesta, la misma que aumenta su nutrida congregación, ávida de Dios y de una saneada cuenta corriente.
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