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RAFA MUÑOZ
Viernes, 24 de enero 2014, 20:16
Fotos: Así ha transcurrido la protesta
Más de un millar de personas se ha concentrado esta mañana en la Plaza Manises de Valencia para protestar contra el copago de residencias para discapacitados. Una docena de entidades sociales en defensa de la ley de dependencia, sindicales y del sector de la discapacidad y la salud aglutinaron a varios centenares de personas que, al grito de "copago no", protestaron contra "los recortes, los retrasos permanente en la financiación, las dificultades de cobro y la introducción del copago", según su manifiesto.
"Es inhumano porque no reconoce que los usuarios y las familias ya estaban pagando por los servicios de los centros, estaban pagando el transporte y más servicios", explicó Antonio Raya, miembro de la junta directiva de Copava. "El copago se ceba especialmente con los huérfanos, ya que la cantidad a pagar es una exageración; se ceba también con las personas más necesitadas que tienen la ayuda a tercera persona; por estas razones el copado es injusto, inhumano e ilegal", sentenció.
Esta situación afecta directamente a las familias, que en medio de la crisis no saben cómo hacer frente a los gastos de los cuidados que sus familiares requieren. "Mi hijo es deficiente mental, y quiero que me ayuden a pagar lo que le han recortado; antes me pagaban el colegio, y ahora han recortado tanto que he de pagar 200 o 300 euros", señaló Elvira Puerta, vecina de Benetússer.
"Mi hija cobra una pensión muy pequeña y tiene que pagar bastante dinero, y la mayoría está sacando de allí a sus hijos porque no pueden pagarlo; nos han quitado hasta el comedor", aseguró María Dolores Delgado, vecina de Ontinyent.
"¿Quieren que los escondamos en casa? ¿Que los metamos en una habitación cerrada? ¿Acaso no son bonitos? Es vergonzoso", se preguntó Remedios Méndez, vecina de Ontinyent. "Son unos delincuentes políticos que nos están llevando a la desesperación; no les importa nada, somos lo último de la sociedad para ellos, basura, y a eso no hay derecho", aseguró esta mujer, madre de un hijo autista de 37 años. "Ellos ven el problema desde lejos, pero no lo viven, no lo viven; nosotros lo vivimos todos los días, por la mañana, la tarde y la noche", añadió.
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