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Paula Salom y Xisca Cañellas, hija y madre, posan enfrente de su bar, Es Suprem. :: joan lladó
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El 'negocio' de la Infanta

La rampa por la que desfila Urdangarin al juzgado de Palma arranca en un bar de guisos caseros. Con la declaración de la hija del Rey les ha tocado la lotería

daniel vidal

Domingo, 26 de enero 2014, 03:06

La foto parecía un montaje jocoso, pero era muy real. Iñaki Urdangarin torcía el gesto, allá por febrero de 2012, al llegar a los juzgados de Palma de Mallorca, donde tenía que comparecer ante el juez Castro por segundo día consecutivo como imputado en el 'caso Nóos'. A su lado, un toldo granate con el logotipo de San Miguel -'Donde va, triunfa'- y unas grandes letras amarillas en las que se podía leer «Es Suprem». No era una toma falsa ni una pancarta elaborada 'ad hoc' por un grupo de isleños indignados con un puntito irónico. Es Suprem es el nombre del bar-restaurante que está justo enfrente de la rampa de acceso al aparcamiento de los juzgados, y aquel día 'adornó' una de las estampas más famosas de nuestra historia reciente.

La pequeña cuesta, de apenas veinte metros, ya se había convertido en una auténtica pasarela por la que habían desfilado importantes políticos de la isla, que finalmente han sido sentenciados por corrupción: Jaume Matas, María Antonia Munar... Pero esos veinte metros forman parte también de uno de los caminos más tortuosos por los que se ha movido la Casa Real. Iñaki Urdangarin se volvió a someter varios meses después a lo que ya se conoce como 'la pena de telediario' ante decenas de cámaras. Y ahora, dos años después de aquella curiosa fotografía, le toca el turno a su mujer, la infanta Cristina, a quien el juez José Castro tomará declaración el próximo 8 de febrero por los presuntos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales dentro de la investigación del 'caso Nóos'.

A fuerza de 'paseíllos' de presuntos delincuentes y otros imputados, el nombre del bar se ha promocionado junto a los rostros circunspectos de aquellos -cada vez más famosos- que acuden a rendir cuentas antes la justicia. Y Xisca (Francisca) Cañellas, la dueña de Es Suprem desde hace 27 años, está encantada con la publicidad gratis, claro. «Preferiría que saliéramos por otras cosas, porque esto es una vergüenza», se sincera con su marcado acento mallorquín. «Pero esto es lo que hay y a nosotros nos deja unas buenas cajas, reconoce». Ella nunca pensó en la excelente posición de la puerta y el toldo de su establecimiento, que sirve de fondo a los objetivos de cámaras de fotos y televisión . Tampoco en los beneficios que ese plano le podía reportar a un negocio que, aunque nunca ha tenido telarañas, «sí que ha notado los efectos de la crisis porque la gente tiene menos dinero para gastar». Después de varias imágenes de Urdangarin junto a la lona, «un periodista me dijo medio en broma medio en serio que los de la cerveza me estarían pagando una pasta por la publicidad gratis que les estaba haciendo», relata la hostelera. Nada más lejos de la realidad.

«Ni una caja de cerveza»

Xisca y su hija Paula sirven cafés y tostadas con tomate desde las siete de la mañana para los muchos abogados, jueces y fiscales que acuden al curro a diario, amén de vecinos y trabajadores de la zona, atestada de oficinas. También tienen comidas caseras con las que el fiscal Pedro Horrach o el mismo juez Castro se han chupado los dedos. A la hora del aperitivo, vuelan los vermús y las cañas con las preceptivas tapas de butifarrón o sobrasada. Alentada por el comentario del periodista, Xisca se animó a pedir a la empresa cervecera «un par de cajas gratis». Por aquello de hacerles propaganda por la patilla. «Pero me dijeron que no. No me dieron ni un botellín». La negativa de la compañía le sentó a cuerno quemado. Así que, en la siguiente declaración del duque de Palma, con otros 140 periodistas acreditados (incluidos medios internacionales como Al Jazeera), Xisca no se anduvo con chiquitas. Preparó unas cartulinas en las que ponía 'cocina de mercado' y tapó con ellas los logotipos de la marca de cerveza. Eso sí, Es Suprem, al que muchos ya conocen como 'el bar de la rampa', se seguía viendo bien grande en los periódicos y en los telediarios. Como siempre.

Xisca Cañellas es más previsora con su cocina que con su negocio. Ya le ha dado una vuelta en la cabeza a los platos típicos que saldrán de los fogones de Es Suprem el 8 de febrero, cuando el bar y la caja volverán a petarse por obra y gracia de la hija del Rey. «Guisos de Mallorca, para que la gente que informa sobre estas cosas hable también de nuestra gastronomía». Ese sábado, el de la comparecencia de la infanta Cristina, el bar de Xisca volverá a dar la vuelta al mundo desde el número 15 de la calle Parellades. Y ella ya tiene en mente un «arroz brut, rostit humit, escaldums, tumbet... Haremos un menú de tres primeros y tres segundos, a 9,50 euros. Preparar unos buenos peroles de guisos es lo mejor para no liarnos en el bar y también para los periodistas, que en muchas ocasiones tienen que dejar el plato en la mesa y salir corriendo», detalla Xisca. De momento no ha recibido ofertas para anunciarse en el toldo, ni tampoco tiene a la vista una campaña de marketing para promocionarse.

-¿Volverá a tapar el logotipo?

-Puessss sí. Sí, claro.

-¿Con el mismo cartel de 'cocina de mercado' o nos sorprenderá con otro mensaje? Se le abre un mundo de posibilidades...

-(Duda) No tengo ni idea. Lo tengo que pensar. Sí que hay posibilidades, sí. Lo que no vamos a hacer son tonterías de esas como anunciar platos especiales del estilo chorizo frito o huevos con chorizo. Aquí somos serios.

Generalmente, Xisca abre el bar hasta las cinco de la tarde, de lunes a viernes. «Cerramos los fines de semana porque no hay clientes». Pero ese sábado abrirá 'ex profeso' y se irá más tarde, sobre las ocho. Su marido y el novio de Paula duplicarán plantilla y echarán una mano porque dos personas «no dan abasto» en un local en el que no cabe ni un alfiler y en el que «todos los enchufes están ocupados. ¡No se van a quedar los pobres periodistas sin batería!», disculpa. Además de comida y bebida, en Es Suprem también se ofrece luz. Y gratis, todo un detallazo en estos tiempos. Xisca admite que su bar es ya «un cobijo» para plumillas y agentes de guardia. «Me piden que no cierre, que cómo les voy a hacer eso. Me acuerdo una vez que hacía mucho frío y estaban los pobres helados. Preparé café caliente para todos».

La rampa y el bar también se han convertido en uno de los lugares más conocidos de Mallorca. Y el toldo hace ya las veces de 'photocall' para los turistas. «Llegan incluso grupos, con sus guías y todo, que se ponen a hacer fotos. ¡Vienen hasta escolares!».

Hotel lleno, librería vacía

Estas jornadas frenéticas en los juzgados también alegran las cuentas de los hoteles cercanos y hasta los bolsillos de algunos vecinos. En el Tryp, al lado de la famosa rampa, ya no queda una sola habitación libre para ese fin de semana. Los balcones del edificio de Es Suprem, el auténtico tendido cero de esta plaza, se alquilan para ver el 'espectáculo' a precios de riñón. Como en los Sanfermines o en la Semana Santa de Sevilla. La productora de televisión Overon ya tiene apalabrado por 1.200 euros el mismo piso que utilizó hace meses para tomar las imágenes de Urdangarin. Aunque no es oro todo lo que reluce. En la librería Quars, especializada en Derecho, se quejan de la «poca información que nos da la Policía para ese día, en el que además no entra casi nadie porque cortan el acceso a la calle. Y no está el horno para bollos», protesta Clara Sanchís. Eso sí, Quars ha organizado una conferencia para el 7 de febrero con el título 'La monarquía ante el proceso penal'. Porque Clara sí está «encantada» con ver a la infanta declarar «como cualquier ciudadano». «Yo le pondría un café a Doña Cristina con mucho gusto -se ofrece Xisca-, pero me temo que los periodistas le van a meter el micrófono y no la van a dejar tomárselo».

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