La UA destaca que dar a ese suelo un uso comercial es desaprovechar su potencial

El profesor de la Universidad de Alicante Armando Ortuño es, probablemente, una de las personas que mejor conoce el proyecto urbanístico que se quiere desarrollar en Rabasa, desde que empezó a tramitarse como modificación del plan especial hasta su tramitación como ATE. De hecho, ya ha elaborado en el proceso varios informes sobre impacto económico y comercial.

Ahora el Ayuntamiento le ha contratado para que aporte su experiencia y a su equipo a la hora de elaborar los informes técnicos municipales de impacto sobre la economía, la movilidad, el territorio y la adecuación de la ATE a la legislación actual, entre otros puntos.

La argumentación de este experto urbanista se sustenta en una idea fundamental, que es que destinar el sector de Rabasa a un macroproyecto comercial como el que ha presentado Alicante Avanza sería desaprovecharlo. A su juicio, Rabasa es, en estos momentos, «el punto de mayor accesibilidad y, por tanto, el que más valor tiene de los que están por desarrollar en la ciudad». Por ello, «debería dársele el uso que más productividad genere para la ciudad y para la provincia».

¿Lo es el que plantean Ortiz y sus socios? En opinión de Ortuño, no. «El uso que se le quiere dar no se corresponde con el potencial que tiene el suelo». Sí cumple las expectativas, asegura, la parte relativa al parque tecnológico, que, a su juicio, debería ampliarse y ubicarse más cerca de la UA para «completar el ciclo del conocimiento: generación en el campus, incubación en el parque científico y maduración en el parque tecnológico». También las cumple Ikea, por su potencial, pero no el macrocentro comercial vinculado.

Ortuño explicó ayer que, además de colaborar con los técnicos de las distintas concejalías, elaborará dos informes propios más completos. Uno sobre el impacto de la ATE en el comercio (solicitado por el Consejo Local) y otro sobre tendencias internacionales.

El de comercio intentará aportar datos fidedignos sobre la creación y, sobre todo, la destrucción de empleo que conllevará la ATE y el impacto sobre el sector, cuantificado en la reducción de metros cuadrados comerciales en otras zonas y del número de locales. Para ello, modelizarán los efectos implantación de Ikea en Murcia en los cuatro primeros años y la tomarán como base. «Es un caso que nos viene bien porque se trata de una ciudad similar y ya lleva implantada lo suficiente como para hacer balance», señala Ortuño.

Los resultados medirán el impacto no solo en Alicante, sino en todas las ciudades de la provincia.

El profesor considera también muy importante el estudio de las tendencias internacionales. Ayer resaltó que países como Inglaterra, Alemania, Holanda o incluso EE UU están apostando cada vez más por la localización urbana de los centros comerciales, por su potencial revitalizador.