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Un peregrino transita por la avenida de Denia con los pies descalzos. :: j. p. reina
El fervor hacia la reliquia se extiende hasta Senegal

El fervor hacia la reliquia se extiende hasta Senegal

Cientos de fieles hacen el recorrido descalzos para cumplir promesas hechas a la Santa Faz a cambio de salud o incluso de papeles

E. M. L.

Viernes, 17 de abril 2015, 01:54

Para muchos devotos de la Santa Faz el esfuerzo de recorrer a pie los casi ocho kilómetros que separan el centro de Alicante del monasterio no es suficiente para demostrarle su agradecimiento por favores que les han sido concedidos, aseguran, gracias a la fe en la reliquia. Ayer, como cada año, la Peregrina contó con cientos de romeros que la realizaron descalzos, e incluso de rodillas, como símbolo de devoción inquebrantable.

La mayoría de ellos son alicantinos y han mamado de sus antepasados el fervor por la Santa Faz, pero también los hay, cada vez más, que vienen de lejos y que se quedan impresionados por el poder que, dicen, tiene la reliquia. Es el caso de Mama Mendi, senegalesa que realizaba ayer descalza la Romería para pedir «papeles para mis hijos». Ella lleva 10 años en Alicante, que han sido suficientes para que obtenga los suyos y también para hacer brotar su fe en la Santa Faz. «Yo le rezo y le pido por muchas cosas, salud, trabajo, estudios», explicaba. Ahora, lo que más desea es que a los hijos que ha podido traer a España «les salga un empleo para que puedan tener los papeles en regla».

En la mayoría de los casos, no obstante, se trata de agradecer, no de pedir. Es el caso de la familia González Gil, que esconde una gran historia de devoción a prueba de los años. La madre, Mercedes Gil, ha peregrinado 23 años descalza para agradecer que un médico errase de diagnóstico al pronosticar la muerte temprana de su hija de cinco años, por un sarcoma. Ayer, debido a problemas de salud, era la primera vez que realizaba el camino calzada, pero la devoción no acaba en ella, porque sus seis hijos, incluida la que fue desahuciada, la mantienen. Todos iban descalzos y uno de ellos, Rubén González, explicaba que ya son 9 años haciéndolo y que lo hará, «como mi madre, hasta que el cuerpo aguante».

Otra historia curiosa es la de Abraham y Cristina Mateo, dos hermanos que también hicieron el recorrido con los pies desnudos. Cristina le pidió a la Santa Faz que intercediese por su hermano en un «problema legal muy gordo» que tenía y «todo salió bien», explica. Es ella la que le tiene una gran fe a la Santa Faz y la que prometió que iría descalza si cumplía su petición. Abraham es ateo, pero ayer se sumó a Cristina como agradecimiento, no ya a la reliquia, sino a la voluntad de su hermana.

Nieves Ferri cumplía con una promesa hecha tras la mejoría de su hermana, con un cáncer en estado avanzado. «Dije que iría todos los viernes a la misa y todos los años descalza a la Romería», señala.

María Bosch, de 63 años, no piensa en la edad ni en los achaques. «Me ha ayudado con muchas cosas y le pido también que ayude a mi nieta en una operación», apunta.

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