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E. M. L.
Lunes, 25 de mayo 2015, 03:05
Asunción Sánchez Zaplana, la triste vencedora de jornada electoral de ayer en Alicante, tendría que hacer gala de todo el talante negociador que destacan de ella sus compañeros de partido para convencer a sus vecinos de Corporación de que ella debe ser la alcaldesa.
1Más empleo
con un Foro de Activación Económica o el nodo tecnológico en el puerto.
2Comercio de proximidad
con Alicante Ágora y rechazo al macrocentro de Rabasa.
3Más limpieza
incremento de los controles a la contrata y tolerancia cero a infractores.
Al contrario que sus antecesores populares de los últimos 20 años, Luis Díaz Alperi y Sonia Castedo, que siempre obtuvieron mayorías absolutas, a 'Suni', como le gusta que la llamen, le va a tocar arremangarse y pelear muy por convertirse en la segunda alcaldesa de la historia de Alicante, con pocas expectativas de vencer.
Experiencia no le falta, dado que entró por primera vez en el Ayuntamiento de Alicante como concejal en 1999, de la mano de Luis Díaz Alperi, que confió en ella en su segunda legislatura como alcalde.
Licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Alicante y máster en Agente de Igualdad por la de Valencia, Sánchez Zaplana (Alicante, 1965) está afiliada al PP desde hace más de dos décadas.
Ha estado vinculada al voluntariado social juvenil desde hace 25 años y ha participado activamente en el equipo directivo del Movimiento Scout Católico.
Además, se ha mantenido ligada al mundo de la inclusión social y de la cooperación y ha participado en proyectos solidarios.
Trabajó durante más de 13 años como edil, en los que destacó su labor al frente de la Concejalía de Acción Social. Un perfil por el que Alberto Fabra se fijó en ella y la llamó, a mitad de la legislatura que ahora termina, para asumir el cargo de consellera de Bienestar Social. Es en este papel donde más se expuso a las críticas, aunque salió bastante airosa.
De su programa electoral, ella misma ha resaltado a lo largo de la campaña varios puntos que considera fundamentales. Por un lado, la creación de empleo, con medidas como la creación de un Foro de Activación Económica o la apuesta por un nodo de empresas tecnológicas en el puerto.
Por otro, la apuesta por el comercio de proximidad con el proyecto 'Alicante Ágora', que promocionará las áreas comerciales en torno a las plazas de los barrios, y su rotundo rechazo, heredado de Miguel Valor, al macrocentro comercial que Alicante Avanza quiere vincular a la instalación de Ikea en Rabasa.
Para acabar con una de las lacras de la legislatura, las quejas por el deficiente servicio de limpieza, se comprometió a intensificar los controles a la contrata. También promete tolerancia cero a los infractores.
La cercanía con la gente es su punto fuerte, pero no lo ha sido lo suficiente para obtener la confianza de la mayoría de los alicantinos.
Si finalmente es alcaldesa, tendrá por delante la compleja tarea de sacar adelante el Plan General de Ordenación Urbana.
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