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Jueves, 29 de octubre 2015, 01:23
Ikea trata por todos los medios de desvincular su nombre del de Enrique Ortiz y, sobre todo, del caso judicial aún abierto por el presunto trato de favor del Ayuntamiento de Sonia Castedo al empresario a la hora de tramitar el Plan Rabasa, el primero en el que se inscribía Ikea antes de la ATE. No obstante, reconocen que la complejidad del proyecto de Alicante ha afectado a su imagen de marca. «No nos gusta salir en los medios de comunicación por polémicas de las que no somos sujetos. No somos Enrique Ortiz y la ATE de Rabasa no es la ATE de Ikea, solo somos un inversor», aseguran.
Por el momento mantienen su interés en Alicante, aunque sea a la fuerza, pero, si pudieran volver atrás y supiesen todos los problemas con los que se iban a encontrar, reconocen que no volverían a iniciar el proyecto en esta ciudad. «Se ha dilatado mucho y los cambios de rumbo no nos benefician», confiesan. En la reunión con el tripartito llegaron a calificar el proyecto de «pesadilla».
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