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P. ÁLVAREZ
Viernes, 30 de octubre 2015, 00:53
Una conversación con Jorge Edwards tiene vida propia. Hay demasiada raíz y demasiada literatura en el autor chileno como para ponerles una brida. Y Futuro en Español se congratula: el Premio Cervantes se subía ayer en Logroño por segunda vez, cinco años después, a este escenario para iluminar casi literalmente a su audiencia. A su lado, el director de Diario La Rioja, José Luis Prusén, ponía el pie y la excusa. Y Edwards, dejándose llevar, trasladó a su auditorio a vivir las historias de un joven literato, el casi niño Edwards, en una familia que no tenía demasiada estima por la literatura.
El padre de aquel jovencito estaba preocupado: su hijo leía poesía y escribía. «¿Por qué no escribes sobre cosas interesantes?». «¿Cómo qué?». «Como la historia de la industria del cobre». Habrá que dar gracias al dios de los chilenos por que Edwards no siguiera el consejo de su padre y sí el ejemplo de su tío Joaquín Edwards, cronista casi clandestino en una familia industrial. «El inútil de Joaquín», le llamaban en las reuniones familiares. A lo que el joven Jorge pensaba, esperemos que para sí: «Yo voy a participar en la especie de los inútiles».
En conclusión, palabra de Edwards: «La literatura trata de inventar lenguaje, de crear un lenguaje con autonomía y belleza propia; el periodismo trata de usar el lenguaje para informar». Y, entre uno y otro, «la crónica es un sector del periodismo donde la belleza literaria puede entrar».
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