«Roma, la mejor capital del norte de África»

La celebración del Jubileo y la esperada llegada de una multitud de peregrinos hizo pensar a algunos que la ciudad se iba a lavar la cara, pero la desilusión llegó pronto. Ayer echó a andar oficialmente el Año Santo sin que las autoridades hayan hecho casi nada por mejorar las infraestructuras de la ciudad. Los baches son tantos que se hace imposible evitarlos, los autobuses siguen llegando tarde y sucios, y las aceras están tan invadidas de coches, motos y cacas de perro, como cualquier otro día. El único esfuerzo ha sido colocar vallas alrededor de los baches más grandes para advertir de su existencia. Algunos llevan meses, como el boquete abierto en la calle Dragone, donde los vecinos lo han decorado con un árbol de Navidad.

En otras partes de Roma, la falta de medios para tapar los baches más peligrosos ha llevado a la Policía local a aparcar un coche patrulla delante durante las 24 horas del día para evitar accidentes. «Por desgracia nos toca quedarnos aquí. Somos pocos y encima debemos vigilar los agujeros de las calles, pero no podemos hacer otra cosa, si viene una moto y se mete dentro el conductor se mata», cuenta un agente que vigila un tremendo bache en la calle Tintoretto, al sur de la ciudad. Ante la falta de recursos del Ayuntamiento, la Policía tiene que ingeniárselas como puede para arreglar los baches más peligrosos. A veces le toca recurrir a la caridad, preguntando en las obras si ha sobrado un poco de asfalto. En otras ocasiones a los agentes les toca la lotería, como ocurrió hace unos meses cuando acabó el rodaje de la última película de James Bond y el equipo de producción regaló un buen cargamento de alquitrán que les había sobrado.

El sentimiento que provoca el abandono de la ciudad lo expresa con humor Beppe, un actor cuarentón: «El Jubileo no va a arreglar nada. Los políticos llevan décadas llenándose los bolsillos. Han conseguido que Roma sea la mejor capital del norte de África».