Llegó con Jovempa y considera amigo a su sucesor Gómez

Moisés Jiménez Mañas llegó a los órganos de dirección de Coepa, primero como vocal y después, durante más de una década como tesorero, hace ya casi un cuarto de siglo. Ayer recordaba a este diario, poco después de presentar su dimisión a la junta para contribuir a salvar la patronal de la crisis más profunda que ha vivido, que al ser elegido presidente de la Asociación Jóvenes Empresarios de la Provincia de Alicante (Jovempa), allá por 1994, accedió directamente como vocal en la junta directiva. Después desempeñó un puesto en el comité ejecutivo (máximo órgano ejecutivo) durante las presidencias de Joaquín Rocamora, Rafael Martínez Berna y Modesto Crespo. Fue precisamente éste el que le dejó vía libre para que presidiera también la institución ferial IFA, cuando Crespo abandonó ese cargo para pasar de secretario a presidente patronal. Jiménez accedió a la presidencia de Coepa tras la dimisión del constructor Martínez Berna, tras verse salpicado en un expediente sancionador por la Comisión Nacional de la Competencia por el escándalo de amaño de licitaciones de obra pública con otras compañías del sector. Jiménez Mañas, que es empresario de la informática (software), contaba con el respaldo de los notables de Coepa, Jorge Brotons y Manuel Peláez Robles, entre ellos, así como del propio Francisco Gómez, su sucesor. De éste asegura que es su «amigo, una persona excelente, respetado y respetable y muy implicado en el futuro de Coepa». En su haber, la reducción de la deuda de Coepa en 4 millones en los últimos años, gracias, sobre todo, a la venta de la sede a un inversor extranjero. Y la adaptación de la estructura de la patronal, pese al despido de más de setenta trabajadores. En su debe, la monumental polémica por los estatutos para expulsar a Cepyme, una organización básica que debe volver.