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Á. M.
Sábado, 30 de julio 2016, 00:30
El procesamiento del secretario general la Confederación Empresarial Castellonense (CEC), Rafael Montero, se ha producido tres días después de la dimisión en bloque de los tres vicepresidentes de la organización y, como reacción, de la de su presidente en los últimos 29 años, José Roca. Entre las razones de esta caída está la situación económica en la que se encuentra la organización, abocada al concurso de acreedores.
El único miembro de la cúpula que resiste en el cargo, alegando que es persona laboral y no un cargo empresarial, es Montero que, por otra parte, quiere mantener su papel de 'factótum' en la patronal, como lo ha sido durante casi 40 años. Incluso con la constitución de la gestora que se ha hecho cargo desde el jueves de la entidad, fue él el que ejerció de portavoz.
El objetivo ahora del procesado es llegar a la asamblea de la CEC que se ha convocado para el 8 de agosto. Es allí donde ya estaba previsto analizar la situación de Montero por el proceso judicial en el que está inmerso (aunque hasta ahora era como investigado), ratificar la gestora y otros temas urgentes.
La estrategia que está siguiendo Montero para conseguir un respaldo suficiente como para no tener que salir a cajas destempladas es presentar un enemigo que permita cerrar fila. Así, la propuesta de reestructuración de las organizaciones patronales que está presentado a las provinciales los presidentes de Cierval y de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), José Vicente González y Salvador Navarro, respectivamente está siendo boicoteada por Montero al considerarla como un intento de controlar Castellón desde Valencia.
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