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J. A. MARRAHÍ
Sábado, 6 de diciembre 2014, 23:33
Las intensas lluvias del pasado fin de semana han supuesto un bálsamo para la delicada situación que atraviesan los montes de la Comunitat a causa de la plaga de escarabajos del pino, el orthotomicus y el tomicus destruens. Así lo estiman los expertos de la Conselleria de Medio Ambiente que combaten la invasión de estos insectos que penetran en los árboles más debilitados por la sequía y los usan como espacio para reproducirse hasta matarlos desde dentro.
uLluvia. La solución más deseada. Fortalece el pino y lo hace resistente a la plaga gracias al aumento de secreción de resina.
uTala. Eliminación de los pinos infectados y descortezado para evitar que los escarabajos formen dentro una nueva generación.
uTrampas. Colocadas junto a los árboles, producen una sustancia que aboca al tomicus hacia unos recipientes que lo atrapan.
La razón es sencilla: las precipitaciones incrementan el grado de humedad del árbol y la consecuencia directa es que aumenta la capacidad de los pinos de segregar resina. Esta sustancia pegajosa atrapa a los escolítidos antes de que se adueñen de su interior y perforen las galerías que hacen que enfermen hasta morir.
El fortalecimiento de pinadas en las zonas donde más ha llovido tiene otra consecuencia beneficiosa. «Los árboles más debilitados por la sequía generan una sustancia que atrae a los escarabajos», detallan desde la Conselleria de Medio Ambiente. Funciona como una señal natural que indica al tomicus cuáles son los pinos idóneos para invadir, aquellos cuyas copas acaban tornándose marrones por el deterioro.
Pese al positivo aporte de las lluvias ante la que ya es plaga la más grave de la historia reciente de la Comunitat, los especialistas son cautos. «Ni mucho menos damos por terminado el problema». Según el cálculo de los expertos, harían falta al menos dos o tres episodios de precipitaciones persistentes como los del pasado fin de semana para devolver al monte el nivel de humedad deseable y restablecer así la capacidad de los pinos a la hora de defenderse de las plagas».
Como ya avanzó este diario, el ataque del tomicus va a obligar a talar 5.000 árboles en toda la región hasta final de año. La acción conjunta de las dos especies de escarabajo y la sequía ya han acabado con 30.000 árboles sólo en Vilamarxant. Es una de las zonas más afectadas de la región junto con Redován y Orihuela. El daño está muy extendido y Medio Ambiente contabiliza ataque a pinadas en al menos un centenar de pueblos de la Comunitat.
La estrategia pasa por talar y retirar la corteza a aquellos árboles débiles en los que ahora está penetrando el tomicus destruens. El objetivo es intentar frenar su reproducción por todos los medios para que el año próximo el ejército de escarabajo no se multiplique. «Aquellos pinos que ya han muerto ya no constituyen un riesgo desde el punto de vista fitosanitario», considera Eduardo Pérez-Laorga, técnico responsable de plagas de la Conselleria de Medio Ambiente. Al mismo tiempo, se han colocado 200 trampas de feromonas para atraer y capturar a los insectos.
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