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La Comunitat afronta el verano con la mitad de los embalses en alerta o emergencia

Más de 10.000 hectáreas de unos 12.000 regantes valencianos volverán a sufrir restricciones de agua pese al plan para combatir la sequía

PPLL

Miércoles, 24 de junio 2015, 21:31

«La situación es muy preocupante, habría que empezar a diseñar algún plan para ayudar a los afectados ya que, hasta el momento, el Decreto de Sequía no está dando la respuesta deseable a la hora de compensar a los agricultores damnificados por este problema». Los regantes valencianos no se muestran muy optimistas con el verano que se les avecina. Las reservas hídricas se encuentran bajo mínimos en buena parte de los sistemas de embalses y las previsiones meteorológicas para los meses estivales no son demasiado alentadoras.

Además, las tormentas, concentradas en el interior de la Comunitat y la provincia de Castellón, también ofrecen un escenario muy desigual en el reparto de las precipitaciones. Mientras comarcas castellonenses como Els Ports o l'Alt Maestrat acumulan un 50% más de las lluvias habituales, regiones costeras como La Marina o La Safor presentan un déficit que ronda el 40%.

Así las cosas, el último informe de seguimiento de indicadores de la sequía confeccionado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) presenta, cuanto menos, un difícil punto de partida para afrontar un verano que la Agencia Estatal de Meteorología prevé que sea más caluroso de lo habitual. De esta forma, el estudio de la CHJ establece en situación de emergencia por segundo mes consecutivo en tres sistemas de embalses: Serpis, Marina Alta y Marina Baja; y en situación de alerta en otros dos (Vinalopó-Alacantí y Palancia-Los Valles). Los pantanos del sistema Turia están ya en prealerta y sólo los embalses del norte de la Comunitat (Cenia-Maestrazgo y Mijares-Plana de Castellón) han recobrado un estado de normalidad. El sistema del Júcar mantiene su habitual línea de estabilidad, al nutrirse de los dos grandes pantanos de la provincia de Cuenca, como son Alarcón (que embalsa casi la mitad de las reservas de toda la CHJ) y el de Contreras, que establece la frontera entre la provincia de Valencia y de Castilla la Mancha.

Sin embargo, hace sólo un año, cuando la sequía ya había hecho acto de presencia y comenzaba a martirizar a los agricultores, eran dos los sistemas de pantanos que se encontraban en situación de emergencia (Marina Alta y Vinalopó-Alacantí) y ninguno en alerta. A excepción del sistema del Júcar, el resto se encontraban en prealerta. La comparativa todavía contrasta más con el mes de marzo del pasado año (hace sólo 15 meses). En aquel momento, sólo un sistema de pantanos estaba en situación de alerta (Marina Alta).

Reparto desigual

En términos absolutos, también es evidente el desigual reparto del agua embalsada por las irregulares precipitaciones. El 23 de junio del pasado año, el sistema de embalses de Alicante (Marina Baja, Serpis...) se encontraba prácticamente al 40% de su capacidad. Un año después, este porcentaje baja ya del 20% y deja estampas tan llamativas como la del pantano de Amadorio, que el pasado lunes (último dato disponible) contenía únicamente 0,34 hectómetros cúbicos (el 2,16% de su capacidad total) y una décima parte del agua que contenía un año antes.

Por contra, los pantanos de Castellón (Palancia, Mijares, Cenia...) en junio del año pasado no llegaban al 35% de su capacidad y en la actualidad superan el 60%.

Sin embargo, y pese a todo ello, en estos doce meses los embalses han perdido, en el cómputo general, 162 hectómetros cúbicos, 14 de ellos en la última semana. Sin contabilizar los gigantes embalses castellanomanchegos que nutren el Júcar, la CHJ cuenta en la actualidad con unas reservas de 540 hectómetros cúbicos para afrontar los meses estivales, una tercera parte del volumen total que estos pantanos, con excepción de Alarcón y Contreras, son capaces de contener.

La sequía que castiga a casi la mitad de la Comunitat y el desigual reparto de las precipitaciones, tanto geográficamente como por la intensidad de las mismas, muchas veces en forma de tormenta y granizo hace que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) maneje unas previsiones poco alentadoras.

En total, según los cálculos de la entidad, más de 12.000 agricultores valencianos volverán a sufrir restricciones de riego. «El año pasado una treintena de comunidades de regantes se encontraron al límite y tuvieron que restringir del 20 al 85% el suministro de agua para riego», recordaron desde la entidad.

La superficie agraria valenciana más afectada por la sequía ronda las 10.000 hectáreas, localizadas sobre todo en la Hoya de Buñol y la zona del Marquesat, así como las explotaciones de Utiel-Requena y la Vall d'Albaida.

La batería de medidas activadas por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para atajar la alarmante situación, en el marco del decreto de sequía, tampoco satisface a los regantes valencianos, ya que se centran en intentar mejorar los sistemas de riego, haciéndolos más eficientes, y en crear nuevos pozos y canalizaciones. Sin embargo, la repetida demanda de trasladar agua de las cuencas excedentarias, como la del Ebro, a las deficitarias, únicamente se ha traducido en la autorización de un pequeño trasvase de 15 hectómetros cúbicos del Júcar al Vinalopó, que arrancó la pasada semana.

Una merma del 80%

La organización, según explicaron ayer a LAS PROVINCIAS, prevé «menos cosecha de cítricos debido fundamentalmente a la ola de calor del pasado mes de mayo y a las distintas tormentas de granizo. Las caídas de producción todavía no están cuantificadas pero hay variedades de cítricos, sobre todo tempranas y extratempranas, que alcanzarán hasta el 80% de merma respecto a la campaña anterior».

Asimismo, indicaron que «hay gran preocupación, sobre todo en los cultivos de secano, donde también se temen grandes mermas en viña, olivo y almendro. En la uva de Teulada, por ejemplo, se espera un descenso muy importante de la cosecha».

En el caso de que la actual sequía persista durante este verano, como es probable, «al descenso de cosecha habría que sumar un menor calibre de mucha fruta, lo que podría causar precios más bajos».

En relación a los costes de producción a los que los agricultores valencianos deben hacer frente, el 2015 sería el tercer ejercicio consecutivo con 50 millones de euros de sobrecostes «sólo en energía eléctrica para riego».

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