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Z. SANZ
Lunes, 12 de octubre 2015, 22:42
La mítica pastelería Tano de Gandia ha afrontado la semana más dolorosa de su historia: la de su cierre. Jefes y empleados de la panadería del Paseo de las Germanías se despidieron ayer de sus clientes casi entre lágrimas. Paralelamente, el hotel del monasterio de Aigües Vives celebró este fin de semana su última boda. Y el 6 de septiembre fue el establecimiento de la playa el que quedó definitivamente clausurado. La mercantil Pastelería Tano S. L., cesa la actividad de los tres negocios que tenía.
La empresa, que logró formar un emporio dentro del sector hostelero, no ha podido hacer frente ni a la crisis económica ni digerir las crecientes deudas, por lo que se ha visto obligada a realizar un ERE a través del cual han sido despedidos 40 trabajadores.
«Hemos hecho todo lo posible por que nuestros negocios continuaran, pero no ha podido ser. Ahora cogeremos impulso para poner en marcha otras ideas», comentó en la tarde de ayer Fina Gomar, que a sus 64 años ha dedicado toda su vida a este negocio familiar que ha llevado junto a su hermano Josep Gomar 'Tano'.
Después de más de medio siglo de trayectoria profesional, Tano era todo un referente en el sector de la panadería y la pastelería que se caracterizaba por el trato personal.
La mercantil arrastra muchos años de trabajo y muchos éxitos, que también han venido de la mano de Josep Gomar 'Tano'. Su infancia se desarrolló en contacto diario con el horno de su padre, Cayetano Gomar, en el Pont Vell d'Oliva número 2. Al cabo de un par de años de aprendizaje intenso en Barcelona, donde se puso en contacto con las pastelerías más prestigiosas, montó su primer local en la calle Puríssima de Gandia. Sus hermanos le ayudaron en todo momento.
Las cosas empezaron a ir muy bien. Ampliaron el establecimiento y adquirieron otro en el rincón de la calle San Francisco de Borja. En 1980, abrieron la cafetería de la playa; en 1984, se quedaron con Tano Port gracias a una concesión de la Autoridad Portuaria.
Seguidamente, se puso en marcha una moderna cafetería-restaurante en la calle San Francisco de Borja. De ahí, a la adquisición del monasterio de Aigües Vives, un hotel y restaurante para eventos situado entre Alzira y Carcaixent. Tano fue introduciendo nuevos elementos a la pastelería tradicional y supo combinar los gustos de Europa con las formas y sabores más autóctonos. En el año 2000, Josep Gomar recibía de la mano del Centre Històric el reconocimiento al empresario del año.
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