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Un grupo antitaurino impide el toro embolado en un pueblo de Castellón

Un grupo antitaurino impide el toro embolado en un pueblo de Castellón

La protesta se saldó con agresiones a varios de los activistas y 35 identificados después de que algunos de ellos se encadenaran al pilón

S. V./EP

Lunes, 7 de diciembre 2015, 00:11

Un grupo numeroso de antitaurinos acudió la noche del sábado a la localidad castellonense de Olocau del Rey para encadenarse a un pilón y consiguieron suspender el festejo taurino de la población. Según la versión de los antitaurinos, el grupo de activistas mantuvo una postura pacífica durante la protesta, pero algunos de ellos fueron golpeados por aficionados, que incluso rompieron los cristales del vehículo de una de las personas agredidas.

La Guardia Civil tuvo que intervenir para apaciguar los ánimos e informó de sus derechos a los afectados, así como de las acciones judiciales que pueden emprender, después de identificar a 35 personas, la mayoría de ellas de la plataforma antitaurina. Este colectivo realizó un llamamiento en las redes sociales para acudir al pueblo de Arañuel con el fin de impedir que se celebrase el toro embolado. Los vecinos de Arañuel se hicieron eco del llamamiento antitaurino, avisando a su vez a taurinos de su localidad y de pueblos vecinos para que les apoyaran. También informaron de que un gran número de guardias civiles acudirían esa noche a la localidad para evitar incidentes.

Tras burlar el dispositivo policial, los antitaurinos fueron en su lugar a Olocau del Rey, donde sólo había una patrulla de la Guardia Civil para controlar el toro embolado. Unos 50 activistas de toda España irrumpieron por sorpresa en el festejo taurino. Uno se ellos se encadenó con un candado al poste de madera donde estaba previsto embolar el toro.

Negociación con el alcalde

Durante la primera hora realizaron la protesta sin mayores problemas, divididos entre el pilón y el camión donde estaba el toro, recibiendo abucheos, insultos y algún que otro empujón por parte de los taurinos. Según relató una activista que estuvo presente en el acto, «hubo un intento de negociación con el alcalde del pueblo, pero al final no fue posible porque empezaron las agresiones», según esta persona.

Los activistas continuaron su resistencia mientras aumentaba la agresividad de algunos de los aficionados, que incluso amenazaron con soltar al toro mientras los activistas permanecían encadenados. Según comenta otro antitaurino, «pasaron de los empujones e insultos a las patadas, puñetazos y golpes sin medida ni control, especialmente porque no había protección policial». Aún así, consiguieron resistir hasta media noche y lograron que se suspendiera el festejo.

La Guardia Civil fue avisada por los propios activistas antitaurinos minutos antes de la concentración, por lo que varias patrullas acudieron al lugar. Según informó la plataforma 'La tortura no es cultura', ocho agentes de la Benemérita llegaron más tarde al pueblo para apoyar a la única patrulla que había en el lugar. Una vez identificados los antitaurinos, finalizó la concentración y volvieron los momentos de tensión y nerviosismo por parte de los vecinos al conocerse que se había suspendido el toro embolado.

Los miembros de la plataforma antitaurina señalaron que un grupo les siguió hasta sus vehículos, que estaban estacionados a la salida del pueblo, y siguieron las agresiones Sin embargo, los vecinos reconocieron que dieron empujones, pero negaron que propinaran puñetazos y patadas. El objetivo de la acción antitaurina no era sólo evitar el festejo, según explicó un activista, sino poner en evidencia que el Toro de la Vega, el Toro de Mecinacelli o el de Coria no son excepciones, ya que esto ocurre por toda la geografía española.

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