El recorte más duro, para un colegio con vocación social

valencia. Jesús María San Isidro destaca en el barrio del mismo nombre de Orihuela. No sólo físicamente -se eleva respecto a su entorno- sino que es conocido por su labor social dentro y fuera de las aulas. La colaboración con la asociación de vecinos es intensa, y de puertas para adentro educa a un 36% de alumnado que precisa realmente de apoyos de compensación, aunque al no poder estar el estudiantado en este listado al mismo tiempo que en el de necesidades educativas, que también atienden, el porcentaje global se desvirtúa. Por eso el director, Antonio Carlos Molina, considera que con ellos no se ha aplicado la premisa de evitar recortes en los colegios que cuentan con más de un 30% de alumnos de compensatoria.

El resultado para este colegio de una sola línea, unido a que no cumplen las ratios mínimas, es duro, pues se suprimirán tres aulas: una de Infantil, la de 1º de ESO y una de las dos de Primaria de apoyo a la integración. Ningún centro afectado por el arreglo pierde tantos recursos docentes y económicos.

«Nuestra principal característica es el fomento de la convivencia. Somos una escuela inclusiva. Estamos en un barrio periférico, de perfil socioeconómico bajo. Tenemos alumnos incluidos en programas de protección de menores, un 12% son extranjeros y también los hay de familias normalizadas. Es decir, escolarizamos niños de toda condición social», explica. Entre ellos hay muchos árabes cuyas familias les eligen pese a su ideario católica. La imagen que acompaña al reportaje, de la concentración de Alicante, es la mejor muestra.

«Entiendo que la ratio es baja, pero creo que sin que se aumentara el gasto, dejándonos como estábamos, podríamos atender a los alumnos con la misma calidad que hasta ahora», añade Molina, que no acaba de entender que un gobierno progresista aplique recortes basándose en criterios económicos.

Sin consultas

Pese al varapalo mantiene la esperanza. Se organizarán para que ningún niño resulte afectado por la pérdida de recursos y confía en que los responsables educativos rectifiquen. «No entiendo que no hayan consultado sobre lo que hacemos y sobre nuestro papel en el barrio, ni que no nos hayan visitado. Ya nos hemos visto en situaciones parecidas (con el PSOE y el PP) y siempre lo hicieron», recuerda.

Matrículas y cambios

Además, seguirán matriculando alumnos a través del aula mixta de tres y cuatro años que se les autoriza. En cuanto a los de 6º de Primaria que promocionen, al no existir la de 1º de la ESO, se escolarizarán en el instituto público de la zona. Es donde llegaban los que superaban 2º, pues el centro no cubre el 3º y 4º curso de la etapa.

Molina casi se emociona cuando se le pregunta por el claustro -«sólo puedo agradecerles su implicación, pese a la situación no ha disminuido la ilusión por su trabajo»- y destaca el apoyo de la congregación, que les anima a desarrollar nuevas metodologías, como el trabajo por proyectos.

El director destaca dos de las iniciativas que aplican. La Educación Física, durante un mes a lo largo de todos los cursos, se da en la piscina municipal. Los alumnos aprenden a nadar, posibilidad que muchos no tendrían vía actividades extraescolares, y lo mismo pasa con la educación musical, pues acaban dominado un instrumento.

Además, han constatado que determinados estudiantes con sensibilidad hacia esta disciplina mejoran su motivación en otras áreas gracias al programa. Es la filosofía de las inteligencias múltiples, que se aplica en el colegio.