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«Hemos tenido que renunciar a todo,  sólo queda resignarse ante estas cosas»

«Hemos tenido que renunciar a todo, sólo queda resignarse ante estas cosas»

La familia de Concepción, una mujer muy dependiente, espera ayudas de cerca de 300 euros al mes desde hace cinco años

I. CALVO

Domingo, 7 de agosto 2016, 16:07

Concepción Martínez tiene 93 años y es una de las personas más dependientes valoradas por el sistema valenciano, al tener reconocido el Grado 3 y Nivel 1 de dependencia desde el año 2011. Pero esa circunstancia no ha impedido que todavía no reciba prestaciones y, de hecho, su espera por ver aprobado el Programa de Individual de Atención (PIA) definitivo alcanza ya los 64 meses, es decir, más de cinco años, pese a su gran dependencia.

Desde 2011, su hija Concha y su nuera Teresa, de 68 y 64 años respectivamente, cuidan día y noche a Concepción, que no puede comunicarse, ni interactuar ni caminar. Cada noche una de las dos se queda en casa de Concepción para limpiarla o asistirla después de haberla atendido durante todo el día y darle de comer un preparado triturado a través de una jeringuilla.

Ante la falta de recursos o ayudas de la administración que Concepción Martínez merece por su condición de gran dependiente, su familia ha tenido que hacerse cargo de sufragar cualquier gasto adicional, como pañales, una cama especial o estufas. Todo ello, sin contar con prestaciones económicas o asistenciales, que según sus cálculos ascenderían a más de 300 euros mensuales aproximadamente.

«La despertamos a las 9.30, le damos el desayuno, la lavamos, la cambiamos y la sentamos. Cuando ya ha desayunado, una se va a comprar y la otra se queda arreglando la casa y preparando la comida. Después de comer, duerme la siesta un poco y luego la despertamos y la atendemos hasta que cena y ya la acostamos. Esa es la rutina de todos los días», cuenta Concha. «Llevamos mucho tiempo esperando a que resuelvan el PIA porque hemos tenido que renunciar a todo. No puedes hacer ningún plan porque mi madre necesita a alguien 24 horas. Al final solo queda resignarse ante estas cosas», señala.

La incansable y agotadora rutina de Concha y Teresa llevó a Monserrat Alabajos, nieta de Concepción, a luchar desde hace cinco años por conseguir las prestaciones que les corresponden, por lo que se ha dirigido ya dos veces al Síndic de Greuges. «La primera vez fui en junio del año pasado y hemos tenido que volver un año después porque nada ha cambiado», asevera.

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