«Voy ya por la segunda depresión»

María del Carmen Cortés tiene 55 años y solicitó en marzo acceder al sistema de dependencia al tener durante ocho años una discapacidad reconocida del 54% por sufrir poliomielitis. «Tengo una movilidad reducida y ando en andador desde hace cinco años. Todo se me hace una montaña y tengo que pagar a una persona para que me haga recados y me ayude en casa al menos una vez a la semana», cuenta.

La afección de María del Carmen se traduce en una movilidad reducida al afectarle la polio al sistema nervioso central y, en su caso, a la pierna izquierda, que sufre una atrofia muscular y ósea. «Necesito que me valoren cuanto antes y recursos económicos porque mi discapacidad es muy cara», señala.

Según los cálculos de María del Carmen, cubrir los gastos de las adaptaciones «básicas» para su día a día ascendería a al menos 57.000 euros. «Necesitaría una silla eléctrica, un coche adaptado y reformar al menos parte de uno de los dos baños de mi casa», señala.

María del Carmen solicitó ya la Ley de dependencia «hace tres años, pero me dijeron que podía valerme y no me la dieron». Ahora, está a la espera de volver a ser valorada, algo que dada su situación es «crucial». «Voy por la segunda depresión ya, porque no tengo ayudas y mi rutina es muy difícil», señala.

«Me levanto temprano porque me tomo tres pastillas antes de desayunar y me tengo que tomar una cada hora, o sea que a las 10 de la mañana empiezo a comer algo. El día que puedo, con riesgo de caerme, me meto en la ducha, pero me da terror», explica. «Tal y como están las cosas no confío en que vengan a valorarme pronto», lamenta.