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J. A. MARRAHÍ
Viernes, 2 de septiembre 2016, 00:07
El miércoles concluyó el denominado año agrícola o hidrometeorológico y los análisis sobre las precipitaciones aportan preocupantes datos sobre la grave sequía que azota la Comunitat. Según José Ángel Núñez, responsable de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología, entre el 1 de octubre de 2015 y el miércoles 31 de agosto ha llovido casi la mitad de lo normal: un déficit hídrico del 40 %. A tenor de los datos, el tradicional «llueve sobre mojado» habría que cambiarlo en la región por «se seca sobre secado», pues el periodo que se cierra y el que concluyó en agosto de 2014 son los menos lluviosos desde que hay registros. La Comunitat no ha encadenado una época con sus campos y montes tan sedientos en medio siglo.
Si echamos la vista atrás, se observa que la lluvia es muy irregular en nuestra región. Capaz de sacudirla con graves inundaciones o abandonarla durante largos meses. Los datos recabados por Aemet desde 1950 marcan 446 litros por metro cuadrado como el promedio de agua que nuestro territorio recibe cada año desde el cielo. En el periodo recién concluido esa cifra baja alarmantemente a 274 litros, lo que lo convierte en el más seco de la historia reciente, sólo superado por el cercano y agónico 2013-2014.
Cómo es lógico, se trata del promedio de precipitaciones en el territorio, pues hay zonas donde ha llovido más, como ocurre en el interior de Castellón, y otras donde la escasez de lluvias marca un déficit de casi el 60%. Esas alarmas se encienden en la Vall d'Albaida, la Ribera Baixa, la Safor, el Comtat, l'Horta Nord y Valencia. Sin embargo, ni siquiera los espacios más regados por el cielo durante el periodo, como es el caso del Alto Mijares, el Vinalopó o Els Ports, alcanzan el promedio de lluvias considerado como normal en sus respectivos territorios.
Los embalses son un fiel reflejo de lo que está sucediendo. Literalmente, agonizan como pocas veces en la historia reciente. El último parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), fechado el lunes, reflejaba un volumen de agua embalsada de 957 hectómetros cúbicos. Es decir, están al 28% de su capacidad. Evidentemente, después del verano es cuando los pantanos alcanzan su nivel más bajo, pero es muy poco frecuente que las reservas de agua de esta zona hidrográfica desciendan por debajo de los 1.000 hectómetros cúbicos. Si analizamos la cantidad acumulada en esta época del año no se aprecia una situación tan crítica desde el 1 de septiembre de 2008, cuando sólo había 733 hectómetros cúbicos y los embalses estaban a un 21% de su capacidad. Y si comparamos con el año pasado, nuestros embalses han perdido 271 hectómetros cúbicos.
El resultado práctico es el que ya ha venido anunciando este diario: decenas de municipios con cortes de agua potable por la sequía y montes con un elevadísimo riesgo de grandes incendios. Al mismo tiempo, los agricultores valencianos están preocupados por el resultado de las próximas cosechas y atenazados por el sobrecoste de la extracción de agua de los pozos.
¿Hay indicios de que la inusual época de sequías encadenadas perdure? «Por el momento no hay señales de que vaya a llover de manera prolongada a corto plazo y no es posible establecer predicciones sobre lo que va a suceder en el próximo año hidrológico», asegura Núñez. Y si septiembre mantiene la tónica seca, la Comunitat sumará doce meses consecutivos con un promedio de precipitaciones inferior al normal.
Agosto, menos cálido
Ni siquiera las tormentas de verano han llegado con la frecuencia habitual en estas fechas. Según Aemet, agosto ha sido algo más fresco y un 20% menos lluvioso de lo normal. La primera mitad del mes supone el segundo periodo con las temperaturas más suaves de los últimos 30 años. El mercurio ascendió hasta los 41 grados en Ontinyent el día 19. Pocos días antes, se desplomó hasta los 6 en Vilafranca.
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