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DANIEL GUINDO
Domingo, 18 de septiembre 2016, 23:52
Los embalses, ríos y acuíferos gestionados por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) atraviesan por su peor situación de los último ocho años. Hay que remontarse a 2008 para encontrar un déficit mayor de recursos hídricos en la Comunitat a mediados de septiembre. Y el periodo estival no ha hecho más que agravar esta carestía de agua hasta reducir, en sólo tres meses, un 30% la cantidad almacenada; pasando de los casi 1.300 hectómetros cúbicos de mediados de junio a los 900 actuales. En total, un desplome de 400 hectómetros que suponen la misma cantidad de agua anual que estaba prevista que llegara a la Comunitat a través del derogado trasvase del Ebro. Así, los pantanos se encuentran ya a poco más de un cuarto de su capacidad total y, a este ritmo y si las lluvias otoñales no lo impiden, los embalses podrían quedarse sin recursos durante la próxima primavera, un supuesto extremo que, sin embargo, pone de manifiesto la magnitud de la sequía que azota la Comunitat.
El último informe de seguimiento de la situación elaborado por la CHJ deja dos sistemas de explotación en situación de emergencia (Serpis y Marina Baja), otro en alerta (Marina Alta), cuatro más en prealerta (Vinalopó-Alacantí, Turia, Palancia-Los Valles y el recién ingresado Cenia-Maestrazgo) y sólo dos, Júcar y Mijares-Plana de Castellón, en situación de normalidad. En el caso del Júcar, los enormes embalses de Alarcón y Contreras, mantienen el tipo a duras penas y, de seguir así, es probable que en un par de meses (tres a lo sumo) abandonen la zona de confort y pasen, de nuevo, a prealerta, situación en la que se encontraban en la primera mitad del año.
Esta crisis hídrica por la que atraviesa la Comunitat, especialmente el interior de Valencia y la provincia de Alicante, se ha traducido en que decenas de localidades y urbanizaciones valencianas hayan sufrido restricciones en el agua potable durante el verano, sobre todo debido a la presión turística y un incremento del consumo. Municipios como Millena, Turís, Buenavista o Benafigos, urbanizaciones como Cumbres de Calicanto, Montelevante y El Pantano sufrieron cortes en el suministro hídrico debido a la sequía. Otras poblaciones, como Llíber o Xalò, se vieron inmersas en problemas con la potabilidad del agua doméstica, mientras que en Sinarcas, Alborache o Casas Bajas fueron necesarias actuaciones de emergencia para garantizar el abastecimiento de agua potable a residentes y turistas.
A nivel agrario la situación también es alarmante. La Unió de Llauradors advierte que la grave sequía que se arrastra desde los últimos tres años puede hacer perder en la Comunitat una parte muy importante de las futuras cosechas de viña, frutos secos, olivos, cereales y pastos y puede también causar un fuerte aumento de costes en otros cultivos de regadío.
«La conjunción de la ausencia de precipitaciones, las altas temperaturas de los últimos meses y la sequía de las últimas tres campañas afectan de forma muy negativa a todos nuestros cultivos y a algunas especies ganaderas». En concreto, desde la Unió calculan que la falta de agua, el calor y las plagas provocarán una disminución en la producción de viña del 30%, de almendra del 40%, de algarroba del 30%, de oliva de más del 50% (algo que tachan de «catastrófico»), de cereales de entre el 20 y el 50% (según la zona), y de miel del 20%.
«Estas adversidades climatológicas provocan, entre otras cosas, desequilibrios fenológicos en la mayoría de cultivos, una intensificación y persistencia del periodo de sequía, calibres de fruta más bajos, una posible pérdida de arbolado por la muerte del mismo, y también repercuten en un incremento del nivel de plagas», resumieron.
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