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IRENE CALVO
Sábado, 15 de octubre 2016, 21:54
Aproximadamente 795 millones de personas en el mundo «no disponen de alimentos suficientes para llevar una vida saludable y activa». Es la cifra que maneja Naciones Unidas para denunciar la tragedia del hambre que afecta especialmente a África -sobre todo subsahariana- y al sudeste asiático, aunque el dato se eleva exponencialmente hasta los 2.800 millones de personas si por hambre no sólo se entiende la carencia de calorías o alimentos que ingerir, sino también la falta de micronutrientes en ellos.
Este fenómeno conocido como 'el hambre oculta' (y su cifra) lo reveló ayer el investigador alemán Ingo Potrykus, el inventor del arroz dorado -una variedad que cuenta con mejores propiedades nutricionales al añadírsele la provitamina A-, durante el l Congreso Internacional 'Pobreza y Denuncia sobre la destrucción de alimentos. Hambre en el mundo y alimentos emergentes' de la Universidad Católica de Valencia. En él científicos internacionales, entre los que destaca el bioquímico inglés y premio Nobel de Medicina (1993) Richard John Roberts, han indicado desde el jueves hasta hoy que los alimentos transgénicos podrían jugar un papel clave para erradicar, o al menos reducir, la desnutrición.
Y es que estos alimentos alterados genéticamente, según el científico inglés, permiten obtener beneficios tan «fundamentales» como «mejorar la resistencia de las cepas frente a la sequía o las inundaciones (que tanto afectan a los países con menos recursos) o aumentar el valor nutricional de los alimentos que se comen», lo cual contribuye a prevenir las enfermedades y la muerte prematura.
En declaraciones a LAS PROVINCIAS, Richard John Roberts -impulsor de la carta publicada el pasado mes de junio por 119 premios Nobel para apoyar el cultivo de los transgénicos y denunciar el «crimen contra la humanidad» de las organizaciones ecologistas que se oponen a ellos a pesar de que «son una solución para frenar el hambre»- señaló al menos seis organismos modificados genéticamente que por las grandes cantidades que se consumen en países en vías de desarrollo mitigarían además del hambre, el fenómeno del hambre oculta.
La banana. Es uno de los alimentos transgénicos que en países como Uganda, Ruanda, Tanzania, Kenia o Etiopía «reduciría el problema del hambre», ya que el banano está afectado por la bacteria 'Xanthomonas', que provoca la pudrición del fruto. «En estos países se consumen las bananas en cantidades ingentes, en el caso de Uganda por ejemplo el 30% de las calorías las proporciona esta fruta», aseguró Roberts. La modificación genética del organismo, según el premio Nobel, permitiría «combatir la enfermedad del banano porque no hay un método de cultivo tradicional que pueda hacerlo».
La patata. Este producto «está sufriendo en África subsahariana una plaga que causó una hambruna a mitad del siglo XIX en Irlanda y que provocó que muchos irlandeses partieran a Estados Unidos», indicó Roberts. Ahora en esta región africana «muchos agricultores que cultivan patatas están teniendo problemas porque el tubérculo está siendo destruido. Después de ver las patatas transgénicas les han encantado, pero el problema es que no existe una legislación que permita regular la producción y la comercialización».
Casava. Este cultivo es «fundamental en África y otros países», por lo que «sería interesante la variedad transgénica para que se incrementara el valor nutricional y se produjera más cantidad de este alimento», que sustenta a muchas personas de países en vías de desarrollo según el bioquímico inglés. «Pero como nosotros no consumimos este alimento en Occidente, no hay intereses en mejorarlo».
La 'meniarca'. Es otra hortaliza cultivada en África «que se antoja fundamental para muchas personas». De nuevo, «tampoco se ha mejorado este producto porque las empresas no tendrían suficientes beneficios, ya que no se consume en Occidente», señaló Roberts.
La papaya. Se enfrenta a un virus en Tailandia y otros países del sudeste asiático. El premio Nobel indicó que «sabemos que la papaya transgénica funciona bien, pero en Tailandia no se permite el cultivo oficialmente porque Greenpeace y partidos verdes difunden el mensaje de miedo entre la gente».
El arroz dorado. Esta variedad transgénica aumenta la vitamina A del arroz y «resolvería las deficiencias de esta vitamina en niños de entre 0 y 5 años que pueden sufrir ceguera o muerte». «Permitiría frenar» el 'hambre oculta' por falta de micronutrientes.
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