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«Sin las ayudas, ni comería ni me podría medicar»

«Sin las ayudas, ni comería ni me podría medicar»

Elena, con una escasa pensión de incapacidad, precisa el auxilio social de la Asociación Española Contra el Cáncer para vivir

J. A. M.

Domingo, 12 de marzo 2017, 21:50

Cuando usted deja una moneda en la hucha contra el cáncer va a parar a personas como Elena Serrador. «Sin las ayudas, ni comería ni me podría medicar» asegura la valenciana, a la que la enfermedad ha dejado en una delicada situación económica paliada con el auxilio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Valencia.

La vida de esta mujer de 49 años, camarera divorciada y madre de un joven de 21, se complicó hace dos. «Comenzó con una extraña hinchazón y estreñimiento». Primeros síntomas. Llegaron radiografías y analíticas y le diagnosticaron lumbalgia, gases, retención de líquidos... «La verdadera causa no se supo hasta pasados seis meses, cuando convencí a un médico de que me pidiera un TAC», recuerda. Está segura de que una mejor diligencia sanitaria quizá hubiera servido para atacar antes el cáncer.

Realmente, padecía un tumor en el pancreas y dos nódulos en el tubo digestivo. Sin operación posible «y con un tiempo estimado de uno o dos años». Aquejada por fuertes dolores, se vio imposibilitada para trabajar y obtuvo la incapacidad permanente absoluta. «Me quedó una pensión de 600 euros para pagar un alquiler de 425 al mes, gastos del hogar, comida, medicinas que no cubre la Seguridad Social...».

Desbordada por una situación insostenible, acudió a la AECC y encontró apoyo: un auxilio social para personas con cáncer que, en su caso, supone 200 euros al mes. «Para mí eso es poder comer y alimentar a mi hijo o pagar medicinas». La solidaridad de miles de personas con la asociación repercute también en el apoyo psicológico o en los talleres en los que Elena participa. «Me ayuda a olvidar, a distraer la mente, a sentirme activa, a no aislarme en la enfermedad y entrar en contacto con otras personas». Ante los casos de estafa, reflexiona: «Quien realmente sufre, tiene muy pocas ganas de engañar a nadie».

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