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«Nos ven como  una molestia  y sólo somos  personas con un  vehículo frágil»

«Nos ven como una molestia y sólo somos personas con un vehículo frágil»

Germán Navarro, víctima de accidente fue herido grave en Bétera

J. A. M.

Domingo, 28 de mayo 2017, 17:23

Germán Navarro, de 52 años y vecino de Meliana, no recuerda nada del accidente que le dejó 26 días en la UCI, siete mess en el hospital y, después, en silla de ruedas. «Me lo tuvo que explicar mi mujer». Tal fue la gravedad de las lesiones. En su mente todavía resuenan las palabras de uno de los traumatólogos que le asistió: «Han pasado muchos pacientes por aquí, pero pocos tan rotos como tú».

Fracturas en 18 huesos y paraplejia con pérdida de movilidad de tronco para abajo. Fue el altísimo precio que pagó Germán por salir con su bici en la mañana del sábado 30 de octubre de 2004. Pedaleaba por el camino de Llíria, entre Bétera y Moncada. «El coche iba por delante a velocidad excesiva», relata su mujer, Sol. «Entre 70 y 80 kilómetros por hora en una zona en la que no se debe sobrepasar los 30», añade la víctima del atropello. Y sucedió lo inevitable. «Me embistió, se salió de la carretera y acabó en un campo».

Esos fueron los últimos segundos de la anterior vida de Germán, un ajustador de matricería «enamorado de la bici desde niño». Con dos hijas y Sol empleada como auxiliar administrativa, todo dio un complicado giro.

Él acabó postrado en la cama de un hospital. Ella, cuidando a su esposo y sacando adelante a dos niñas «muy afectadas por ver a su padre al borde de la muerte». A Sol le llegaron a decir los médicos que era «cuestión de minutos, pero aguantó y aguantó, fueron pasando los días y logró salir». Así lo revive Germán: «En aquellos días interminables en el hospital vi tanto sufrimiento a mi alrededor que agradecí poder vivir. Cuando sucede algo tan brutal acabas enfocando la existencia de otra manera», recalca la víctima del accidente.

El causante «acabó con una multa de 300 euros», según la pareja. «Sentí una impotencia terrible», confiesa Germán. «Él continuó su vida casi sin cambios. Y te planteas: qué diferencia... Para nosotros ha sido un antes y un después, sufrir, replantearse la vida de arriba abajo. Y para el culpable, ¿tan poco?».

Pero el matrimonio no se ahoga en lamentos. Antes incluso de terminar su costosa rehabilitación, el ciclista de Meliana ya rumiaba la manera de reconciliarse con esa «libertad, capacidad de explorar terrenos y sana dureza» que otorga la bicicleta. La víctima quería cambiar cuanto antes las dos ruedas de su silla por las tres de la bici adaptada. Si no podía disponer de sus piernas usaría sus fuertes brazos.

Volvió a la carretera gracias al 'handbike', modalidad deportiva que practica acompañado por Sol tres veces a la semana. Y con recorridos de 80 kilómetros. «Germán, ¿casi te quedas en la carretera y sigues con esto?», le preguntan. «No siento miedo. Sigo yendo por carreteras por donde pasan muchos camiones y coches, pero no siento miedo».

El ciclista cree que es preciso un cambio de mentalidad. «Muchos conductores nos ven como una molestia, un estorbo que les retrasa. Pero sólo somos personas con un vehículo frágil. Únicamente quiero que me traten con respeto. Que la gente sepa que un simple roce nos puede matar. Y no queremos morir por salir en bici».

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