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Las locuras del clima valenciano

Las locuras del clima valenciano

De un lunes estival con casi 27 grados a un fin de semana de nevadas. Los últimos años acumulan sorprendentes anomalías meteorológicas, con meses de mayo a 42º, nieve en junio o días con más de 20.000 rayos | La región ha registrado desajustes térmicos de hasta 20 grados por encima de lo normal y el cambio climático augura inviernos más templados

J. A. MARRAHÍ

Domingo, 28 de enero 2018, 01:03

Ver para creer. Cuando el meteorólogo José Ángel Núñez observó los asombrosos registros térmicos del lunes, un día de camiseta y playa en pleno invierno, quiso corroborarlo con el método tradicional. Abrió la portezuela de la estación climática de Viveros e inmortalizó con una fotografía el termómetro de mercurio. No había duda. Los aparatos no se habían estropeado. Marcaba 26,6 grados. Nunca antes había hecho tanto calor en un mes de enero en nuestra ciudad. Sólo cuatro días después, lluvia, granizo y nevadas han puesto el invierno en su sitio.

El clima de la Comunitat Valenciana está plagados de anomalías, locuras puntuales que son cada vez más frecuentes y evidencian, según expertos, alteraciones propias del cambio climático. Los registros históricos de la Agencia Estatal de Meteorología nos permiten viajar a esos hitos del tiempo enloquecido. Temperaturas primaverales en invierno, otoñales en verano, calor africano en primavera o severas nevadas en el mes de octubre.

El domingo y el lunes pasado se superó dos veces consecutivas la temperatura máxima de enero en la ciudad de Valencia. En el primer caso, con 26,4 grados. Al día siguiente, con una máxima de 26,4. El anterior récord estaba en los 26.2 del lejanísimo 31 de enero de 1948.

En mayo de 2015 el mercurio ascendió a 42 grados, casi veinte por encima de lo normal

«Pero si nos fijamos en el promedio de temperaturas máximas y mínimas de todo el territorio, cuyos datos son más robustos que el de una estación individual, estos dos días pasados no han sido los más cálidos en un mes de enero», aclara Núñez.

La jornada más calurosa fue el 7 de enero de 1982. Es la única vez que se han alcanzado los 30 grados en enero en observatorios de la Comunitat. Los registraron en Betxí, Moncofa y Vila-real. En el observatorio de Alicante ese día se llegó a 29.2 grados, casi tres más que el registro del lunes en Valencia. Alicante, como Valencia, acumula datos desde mitad del siglo XIX. La única vez que se han superado los 27 grados fue ese tórrido día de enero.

Ranking de calor

En el promedio del territorio, aclara el climatólogo, «el pasado domingo y lunes se convirtieron, respectivamente, en el segundo y quinto días más cálidos de un mes de enero». En el 'top 10' de días calurosos en enero, hay ya cuatro que corresponden al año recién estrenado y otros cuatro, al ya alejado 1955. «Es un patrón que parece repetirse, aunque cada bastantes décadas», matiza Núñez.

Otra manera de analizarlo es la diferencia térmica respecto a lo normal para una jornada. La temperatura del pasado 'veranito' de San Vicente fue nada menos que 10 grados superior a lo considerado habitual para un 22 de enero. Sin embargo, la mayor anomalía diaria de temperatura en la ciudad de Valencia se registró hace sólo tres años, el 14 de mayo de 2015. En ese día, abróchense los cinturones, el mercurio ascendió a 42 grados. «Son casi 19 grados más de lo normal para un 14 de mayo y se pulverizó el récord de temperatura máxima en este mes, que estaba en 36.2».

Ahora damos la vuelta a la tortilla. ¿Qué sucede con el frío? Hay que irse muchos años atrás para encontrar la mayor anomalía climática de bajas temperaturas. En concreto, hasta el 11 de febrero de 1956, fecha en la que se alcanzaron los 7,2 grados negativos en Castellón. Son 15 grados por debajo del valor normal para este día. «Los mayores no olvidan ese febrero del 56, el más frío del siglo XX y lo que llevamos de XXI», recuerda Núñez. «Generó las denominadas 'heladas negras', con masas de aire tan secas que no generan escarcha, pero con efectos desastrosos sobre los frutales».

¿Puede nevar en junio? Sucedió en 1984, en Morella, y también en septiembre de 1979

Los días más frescos vividos durante verano en la Comunitat fueron el 29, 30 y 31 de julio de 1977. Entre todos ellos, destaca el día 29. Además de que estuvo lloviendo, la temperatura máxima no superó los 23.2 grados en Valencia.

Copos madrugadores

La asociación de nieve y Navidad es casi inevitable. Pero con los copos también hay sorpresas. La nevada severa más temprana que recuerdan los meteorólogos fue la del 28 de octubre de 2008. Sin llegar a cuajar, la más madrugadora fue la del 22 de septiembre de 1979. Nunca ha vuelto a nevar en este mes. La extrañeza climática asombró a los vecinos de Vilafranca del Cid y Morella la Vella. Y para increíble, la nevada más tardía de la región: se registró el 6 de junio de 1984, en Morella, a las puertas del verano.

Si nos fijamos en las lluvias, también hay tremendas anomalías. A mitad de los 90 se vivió una sequía de las que hacen historia. La ciudad de Valencia pasó 75 días seguidos sin recibir una sola gota entre el 8 de diciembre de 1994 y el 20 de febrero de 1995. «Las mayores rachas secas de este tipo se dan casi siempre en invierno», apunta Núñez. ¿Y el periodo de precipitaciones más largo? Se dio en 1998. Fue un asombroso 'pequeño diluvio' de 14 días consecutivos. Entre el 23 de enero y el 5 de febrero, Valencia parecía haberse convertido en Londres.

Calor, frío, lluvia, sequía, nieve... Y también rayos. Las tareas operativas de detección de descargas eléctricas en la Agencia Estatal de Meteorología comenzaron en 1992. En la Comunitat, la medición de rayos por GPS llegó en 2001 y desde entonces se alcanza un alto grado de precisión, tanto en su número como en localización.

Desde entonces han caído más de 800.000 rayos en la Comunitat. Pero el día con más descargas fue el 17 de agosto de 2003. Zeus se adueñó del cielo. Una tormenta de verano acumuló casi 21.000 descargas, la mitad de las que se descargan de media a lo largo de todo un año.

Del análisis de picos y anomalías de nuestro clima, Núñez saca una conclusión: «Cada vez son más frecuentes los días muy cálidos con registros extraordinarios fuera de temporada y se ven más lejanos y espaciados los registros extremos relacionados con el frío».

Jorge Olcina, catedrático y referente en climatología de la Universidad de Alicante, aprecia que el clima de los inviernos en la Comunitat «es más suave que hace tres décadas». Los episodios de lluvia y nieve son menos frecuentes y más cortos, «condiciones climáticas que preludian el escenario climático futuro, en el marco del calentamiento térmico del planeta».

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