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MARTA BALLESTER
VALENCIA.
Viernes, 4 de mayo 2018, 00:26
Esculturas de plástico contra la invisibilidad. Así son las burbujas que el arquitecto italiano Marco Canevacci ha instalado en los claustros gótico y renacentista del Centro del Carmen como «lupa» para observar el espacio que fue la primera sede del festival 10 sentidos y que en esta séptima edición vuelve a ser su casa. Allí arrancó ayer una cita más vanguardista de las artes vivas que se prolongará hasta el 20 de mayor en multitud de lugares y formas.
Canevacci quiso destacar las «grandes diferencias» entre las dos estructuras de plástico, material habitual en sus obras que aprovechó para defender su papel en el arte, ya que según argumentó «el poliuretano utilizado en la estructura grande es bastante ecológico, resistente y duradero. Además su ligereza facilita el transporte de algo tan grande». Se refiere a la magnitud de la obra situada en el claustro gótico del antiguo convento, la sala neumática Medusa en la que caben casi 100 personas, que está pensada para acoger a distintos artistas. Es un «espacio comunitario y teatral» que se vive de forma colectiva. Por ello albergará diferentes actuaciones durante el festival. Fusionará en su interior la danza, la música y las actuaciones que desafíen la percepción del público. Mientras la del claustro renacentista, 'la burbuja de los deseos', la más pequeña, es un espacio «más poético y onírico», dedicada al individuo, para que lance su deseo por el agujero del pozo y este se amplifique.
Ambas instalaciones, hechas a medida para la ocasión, transforman el área pública del patio en una zona íntima para el visitante que puede comunicar sus ideas y deseos al exterior. Y es que están realizadas con material transparente para «poner el acento» sobre un lugar específico y crear sobre él «un doble marco», apuntó el artista que, además, manifestó la intención que tiene su obra de «jugar con distintas intervenciones y disciplinas».
Edu Comelles fue el primero en hacerlo ayer por la tarde con su Spectre [live], un concierto audiovisual en el interior de la Medusa donde el artista sonoro hizo un repaso a sus trabajos más recientes y los puso en diálogo con un proyecto de investigación visual proyectado sobre las burbujas. En ellas exploró las posibilidades estéticas de la visualización de sonido a través de espectrogramas.
Sin embargo, estas esculturas no solo acogerán acciones en el marco del festival, sino que «marcan la apuesta» para el Día Internacional de los Museos, por lo que serán el «eje central» de la fiesta del 18 de mayo, según explicó el director del Centro del Carmen José Luis Pérez Pont.
Pero el museo, que acogerá otras tantas actividades, no será el único lugar donde disfrutar en 10 sentidos. Este año el festival cuenta con más sedes que nunca, una veintena en total. Se unen espacios de la ciudad que la cita cultural quiere visibilizar bajo su lema de «hacer visible lo invisible». Diversos artistas, como el creador urbano Spidertag, intervienen espacios como el barrio de Marxalenes o la Biblioteca San Miguel de los Reyes, que acogerá la obra teatral de Romeo Castellucci.
«10 sentidos es un festival al que le gusta experimentar y arriesgar, porque es la manera de crecer. Además, aúna la iniciativa social con la cultural, distintas disciplinas, artistas consagrados y otros de menor proyección y sedes en toda Valencia», expresó una de las directoras, Meritxell Barberá.
La programación contará con 50 propuestas artísticas como la danza, el teatro de calle, un ciclo de cine o conferencias sobre diferentes problemas que afectan a la sociedad, dedicadas a todas aquellas personas que son «condenadas a ser invisibles». En ellas participarán más de 100 artistas de todo el mundo bajo un presupuesto alrededor de 200.000 euros. Su público, tanto Barberá como la también directora Inma García, lo tienen claro «está dirigida a un espectador activo y participativo», aseguraron.
10 sentidos pretende «trascender» lo que es un festival al uso o «reinventar» el término, algo que sus directoras creen que están consiguiendo, ya que se reivindican como lugar de encuentro, laboratorio, foro de reflexión, lanzadera o núcleo para iniciar otros proyectos.
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