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Alberto Martínez de la Calle
Domingo, 16 de noviembre 2014, 11:10
No hubo récord dentro del circuito, pero sí fuera. El Maratón de Valencia Trinidad Alfonso aspiraba a superar el hito marcado el pasado año, cuando Felix Keny se coronó en la capital del Turia cosechando la mejor marca de la historia en sueño español. La organización se quedó con las ganas de rebajar los 2:07:14 de hace 12 meses. Esta vez el cronómetro se paró en 2:08:39, otro tiempo fantástico que fue obra de Jacob Kendagor, quien partía como uno de los grandes favoritos.
En categoría femenina, se impuso Beata Naigambo con 2:30: 53. En cualquier caso, la emblemática distancia de los 42.195 metros deparó a su alrededor un éxito rotundo. Los corredores nunca habían disfrutado de un público tan multitudinario y entregado a la causa. La ciudad se echó a la calle componiendo una estampa memorable. Hubo atletas que llegaron a emocionarse mientras se empapaban del calor de la gente. El ambientazo rompió todos los registros y refuerza a la prueba como una referencia a nivel internacional. Un nuevo paso.
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No hubo récord dentro del circuito, pero sí fuera. El Maratón de Valencia Trinidad Alfonso aspiraba a superar el hito marcado el pasado año, cuando Felix Keny se coronó en la capital del Turia cosechando la mejor marca de la historia en sueño español. La organización se quedó con las ganas de rebajar los 2:07:14 de hace 12 meses. Esta vez el cronómetro se paró en 2:08:39, otro tiempo fantástico que fue obra de Jacob Kendagor, quien partía como uno de los grandes favoritos. En categoría femenina, se impuso Beata Naigambo con 2:30: 53. En cualquier caso, la emblemática distancia de los 42.195 metros deparó a su alrededor un éxito rotundo. Los corredores nunca habían disfrutado de un público tan multitudinario y entregado a la causa. La ciudad se echó a la calle componiendo una estampa memorable. Hubo atletas que llegaron a emocionarse mientras se empapaban del calor de la gente. El ambientazo rompió todos los registros y refuerza a la prueba como una referencia a nivel internacional. Un nuevo paso.
Antes del maratón, Paco Borao, presidente del Correcaminos -club organizador de la cita- proclamaba su objetivo: «Este año hemos trabajado para intentar subir un peldaño más, bajar de 2:07 y convertirnos en una carrera de 2:06 en el que están Frankfurt o Rotterdam, que son famosas por su éxito». Su gozo en un pozo.
El viento, la gran amenaza después de cómo había soplado durante el sábado, fue condescendiente. Y la temperatura, de 15 grados cuando se dio el pistoletazo de salida, también respetó. «Las condiciones climatológicas no han sido excusa», comentaba Borao después del maratón.
Aunque en el tramo final algunos corredores se quejaron de cierto calor y un incómodo viento, la organización considera que la clave para no alcanzar el tiempo esperado residió en las liebres. Según los responsables, el ritmo que marcaron Simon Cheprot y Edwin Kiptoo estaba un minuto por debajo de lo previsto.
Las dos liebres se retiraron sobre el kilómetro 30 y entonces la cabeza de la carrera puso las espadas en alto. Sacaron las garras. El gran candidato a la victoria, Felix Keny tuvo que acabar abandonando porque la temperatura le pasó factura. El keniata fue algo rezagado desde el principio.
Sobre el kilómetro 30 se rompió el pelotón que abría la marea de corredores. La batalla se convirtió entonces en cosa de cinco solamente. El otro favorito, Albert Kiplagat Matibor, se descolgó.
Para entonces, ya se presumía bastante complicado ampliar el récord en suelo español conseguido el año pasado. Los más optimistas apelaban a que el final del circuito posee una ligera pendiente favorable. Nadie se atrevía a descartar nada. La tensión crecía. En la línea de meta, el público esperaba ansioso un arreón final de Kendagor, quien en el kilómetro 40 ya volaba solo. Samuel Kosguei avanzaba 82 segundos por detrás de él.
Todos apretaban los dientes. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el concejal de Deportes, Cristóbal Grau, se pegaban a la pantalla ubicada junto a la meta para no perder detalle. La primera edil vibraba con las zancadas de Kendagor.
Mientras el keniata entraba en el recinto de la Ciudad de Las Artes y las Ciencias, epicentro de lujo de la prueba, todo el mundo empezó a despedirse de un nuevo récord. Pero la euforia permanecía intacta. Kendagor atravesó la meta envuelto por una ovación de admiración y gratitud por el espectáculo. Los 2:08:37 continúan erigiéndose en una marca de altura a nivel internacional. No en vano se trata del cuarto mejor tiempo de las 34 ediciones del Maratón de Valencia.
A Kendagor le sienta bien Valencia. Y es que el pasado año se proclamó vencedor del Media Maratón de la ciudad por cuarta vez consecutiva. Casi nada. Ayer terminó desfondado. Justo después de romper la soñada banda, vomitó. El ritmo de 3,03 minutos el kilómetros le había dejado exhausto. Significó su primera victoria en la distancia de 42.
Detrás de él, terminaron los también keniatas Samuel Kosguei y Francis Kiprop, con registros de 2:09:10 y 2:09:22 respectivamente.
La presencia de aficionados, que llenaron las calles de la ciudad desde primera hora, representó la madurez que ha alcanzado el maratón en Valencia. Los corredores fijos al evento coinciden en que nunca se habían sentido así de arropados.
De los 13.334 inscritos para la prueba, una cifra de récord, finalmente terminaron 11.523. De ellos, ni más ni menos que 617 participantes acabaron por debajo de las tres horas, mientras que 6.609 hicieron lo propio en menos de cuatro. Pudo disfrutarse al máximo de la mayor fiesta del atletismo valenciano, ya que no hubo que lamentar ningún incidente durante la carrera. Los servicios médicos realizaron las atenciones propias de un maratón, pero sin contratiempos de envergadura.
La suerte no jugó ayer a favor de los españoles. El gran candidato a subir a lo más alto del podio, Nacho Cáceres, se tuvo que retirar en el kilómetros 22 a causa de una lesión en un dedo del pie. Un revés para este maratoniano olímpico del Cárnicas Serrano, quien busca la marca mínima para los Juegos de Río de Janeiro de 2016.
Tampoco cruzó la meta David Solis, quien se alzaba como el otro gran nombre nacional. Además, Agustín Sieres se quedó sin terminar por molestias físicas y Luis Félix Martínez no llegó ni a tomar la salida.
Así, el español más rápido fue Xavier García Insa, del Ronhill Team, con un tiempo de 2:26:52. Sólo tres segundos después apareció el primer valenciano, Octavio Sanchis. Este atletas del Cárnicas Serrano detuvo el cronómetro en 2:29:59.
En mujeres, la namibia Beata Naigambo se llevó el gato al agua completando el recorrido en sólo 2:30:53. Tras ella, llegaron las keniatas Pamela Rotich (2:31:20) y Edna Kimaiyo (2:31:35).
Y el honor de la primera española recayó sobre la valenciana Beatriz Molina, del Goya Brasil. Su afán de superación no conoce límites y los 2:52:38 son buenas prueba de ello.
El Maratón de Valencia dejó imágenes imborrables tanto entre los atletas como entre los seguidores que flanqueaban la línea azul de recorrido. Era un día para saltar barreras. Como las que supera Mauro Tomasi, el último en cruzar la meta. Este italiano completó los 42.195 metros tirando de una silla de ruedas común. No llevaba una preparada para la competición, en las que la fuerza se ejerce a través de un manillas. Acabó en 6:23:44. El español Constantino Ramírez, con 78 años, fue el más viejo en terminar. Hizo 6:05:28. Día de héroes.
Haz clik aquí para ver el PDF de los tiempos de paso del maratón.
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