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Ignacio Tylko
Martes, 10 de marzo 2015, 00:56
No puede argumentar esta vez Carlo Ancelotti de que a su equipo le faltase pegada. Fue lo único que tuvo frente al Schalke en un duelo pésimo del campeón continental que deja muy tocado al técnico y en especial a Iker Casillas, errático en tres goles. El ansiado regreso de Luka Modric, que ordena el juego porque toca de primeras y ocupa bien los espacios, los dos goles de Cristiano, y el bello tanto de Benzema, no pueden esconder la cruda realidad. Este Real Madrid es un puro caos: pide a gritos más centrocampistas. Rozó el drama frente a un Schalke que por momentos pareció el Bayern de Múnich. Acabado el duelo, la afición despidió a los locales con gritos de ¡fuera, fuera!.
Para empezar, sorprendió el once elegido por Ancelotti, con tres cambios respecto a San Mamés. Sabido es que al técnico italiano le pedía el cuerpo contar más con Khedira, a pesar de que Florentino Pérez considera que el alemán está más fuera que dentro del club, pero resulta extraño apostar por un medio de equilibrio tras llegar a la conclusión de que a su equipo le falla el juego ofensivo. Definitivamente, el preparador de Reggiolo no confía en Illarramendi. Y dejó al brasileño Lucas Silva en la grada. No se vistió el jugador que compareció en la previa ante los periodistas. Frente al Schalke, y más tras el 0-2 de la ida, no era necesario jugar al engaño.
El desempeño de Khedira fue deplorable. Una actuación intolerable para un campeón del mundo. Ni ayudó a Kroos a quitar, ni tampoco a elaborar. Lento y pesadote, deambuló por Chamartín. También llamó la atención la titularidad de Arbeloa y Coentrao, los laterales menos ofensivos, en un periodo en el que a los blancos les falta penetrar más por los costados. Fracasaron los dos, aunque el luso puso el centro del segundo gol. Desconcentrados y hasta indolentes, dejaron hacer a su antojo a cuantos jugadores entraron por su zona. El primer tiempo del Real Madrid fue puro desconcierto.
Una forma de jugar y una actitud inimaginables, un desbarajuste mucho mayor que en San Mamés. Ni ansia por robar, ni deseo de presionar, ni tres pases seguidos. Sólo Isco entendía lo que supone hacer un ayuda al compañero. Pero el malagueño va a acabar muerto de tanto tener que correr por todos, incluido Kroos, cuyo bajo estado de forma es alarmante.
Una conducción de Huntelaar de casi 40 metros sin que nadie le entrase, definía la pésima colocación del Madrid. Los alemanes jugaban a placer porque su rival tocaba fondo. Si hubieran acertado más en el último pase, sería la crónica de un escándalo. El joven Meyer disfrutó como en el patio de su casa. Era dueño del balón y del partido.
La rabia de CR7
A los 20 minutos llegó el gol de Fuchs, un carrilero que se encontró con un balón sin vigilancia alguna dentro del área. Le pegó duro y Casillas hizo el resto al desviar el balón hacia adentro. El 0-1 generó temor entre el público y permitió a los germanos creérselo. Pero regalaron un saque de esquina que ejecutó con precisión Kroos y cabeceó Cristiano. Lo celebró el portugués con unos gestos de enfado inusitados. Le molestaban los pitos y el pésimo desempeño de su equipo. Fue el primer remate a puerta de los locales, un relámpago en una noche oscura.
El 1-2, obra de Huntelaar, hacía justicia. El holandés, que había lanzado a la madera poco antes, se encontró con en rechazo muy cortito de Casillas tras tiro de Mayer, de nuevo sin oposición. Otro gol del Schalke provocaría un drama en Chamartín. Menos mal para los blancos que apareció Cristiano de nuevo, justo antes del descanso, para cabecear un buen centro de Coentrao, su único acierto.
Benzema, tras una bellísima acción individual en la que arrancó al límite del fuera de juego, tranquilizó los ánimos durante unos minutos. Pero ocurrió que Sané se encontró solo con un balón y batió a Iker, quien ni siquiera sacó la mano. Ancelotti aprovechó para poner en liza al deseado Modric y apagar los abucheos contra Khedira.
También echó mano de Marcelo, a pesar de estar amenazado de suspensión y de ser un tipo de sangre caliente y tarjeta fácil. Ya con Modric, ya situación pareció bajo control. Pero Huntelaar se encargó de avivar el fuego. El incendio pudo ser terrible y dejar graves secuelas. Pero sobrevivió el Madrid y al menos Iker paró dos.
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