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GUILLEM SANCHIS
Domingo, 2 de noviembre 2014, 00:02
valencia. El palmarés de los campeonatos individuales de raspall y escala i corda es un resumen abreviado pero glorioso de los diferentes reinados en la pilota valenciana. Cada nombre es un rey, y cada rey ha tenido su momento. Algunos han gozado de una regencia fugaz. Otros, la mayoría, han prolongado su dominio durante varias temporadas. Sólo seis de los campeones lo fueron tres años seguidos o cinco de forma alterna. Ellos forman el Olimpo de la pilota, los poseedores de la Feninde. El último en unirse a esta lista ha sido Soro III, que el domingo pasado superaba a Fageca, cerraba un trienio de títulos y se llevaba la pieza a casa.
El trofeo tiene su miga. Se trata de una reproducción de un grabado cuyo origen se remonta a 500 años Antes de Cristo. Representa a seis pilotaris en diferentes posturas de golpeo. Hay discusión sobre si se trata de parte del pie de una estatua, o de la antigua muralla de Atenas. El original se encuentra en el Museo de Ática de la capital helena. Establecer aquella escultura como premio, localizarla, pedir el vaciado y entregarla a los campeones valencianos fue idea del expresidente Víctor Iñurria, que a finales de los 80 consolidó el proyecto de la Federació de Pilota Valenciana. Desde entonces, a los ganadores del Individual se les ha entregado una reproducción a escala del friso. Sólo los dioses del trinquet se han llevado el trofeo grande: Genovés, Pasqual II, Sarasol, Waldo, Álvaro y, ahora, Soro III.
Hay dos hombres récord en esta historia: Álvaro, en escala i corda, y Waldo, en raspall. Ambos tienen tres trofeos en propiedad, un registro estratosférico sólo al alcance de los elegidos. Los dos lo lograron gracias a prolongados reinados en el mano a mano, aunque en esto se lleva la palma Álvaro. El de Faura jugó su primera final con 21 años, en 1995, cuando perdió contra Genovés. Fue la partida del siglo, la última del mítico Paco Cabanes. Uno se iba, y el otro llegaba. Álvaro volvió a pisar terreno finalista en 1998, y ganó a Pigat II. Pero fue a partir de 2001 cuando empezó su era gloriosa. Arrancó entonces un ciclo de 9 títulos seguidos que le reportaron sus tres fenindes. La creencia general es que pasarán muchos años hasta que alguien consiga emular la gesta de Álvaro, que en total sumó 11 títulos a lo largo de su carrera.
Algo parecido sucedió en el raspall. Un joven Waldo disputaba su primera final con 21 años, en 1999. Caía contra Gorxa pero, al año siguiente, superaba a Moro. Un año más tarde no estuvo en la final, pero el de Oliva empezó su década prodigiosa en 2002. Entre esta temporada y 2012, Waldo ganó todos los títulos excepto el de 2006, cuando no pudo participar por lesión. El resultado: otras tres fenindes para el salón de su casa.
Después de su ausencia en el campeonato de 2013 por lesión, Waldo intentará este año levantar su decimoprimer Individual. Son los registros de un pilotari de 34 años que aplica a la fuerza habitual del raspall una técnica depurada producto de años de entrenamiento y de su fugaz paso por la escala i corda. El de Oliva es un raspador atípico, que se ha defendido con solvencia en todas las modalidades, incluido el frontón.
Pasqual II, pionero del raspall
Antes de Waldo, el primer raspador en llevarse la Feninde a casa fue Pasqual II, el irrepetible resto de Genovés que encadenó cuatro títulos entre 1990 y 1993. Tenía sólo 25 años cuando, en 1992, al sumar el tercer campeonato seguido y después de haber ganado a todos los grandes de la época (Coeter I en 1990, Diego en 1991, y Juan en 1992), se hizo merecedor del título en propiedad. Todavía ganaría un Individual más, en 1993, contra Loripet. Al año siguiente perdió la final contra Juan y, poco después, con 27 años, colgaba los guantes con la espalda destrozada.
De él dicen que era un jugador de fuerza, con dos manos hábiles incluso por arriba y con una raspada larga y profunda, capaz de buscar la galería desde el 9 y medio y sin apenas impulso. Sus problemas físicos le impedían cruzar las piernas, y se veía obligado a raspar en cuclillas, lo que hacía todavía más inverosímil y llamativa su enorme pegada. Sus duelos mano a mano con Juan, que era todo técnica y clase, todavía resuenan en la memoria de los aficionados más fieles.
La de finales de los 80 y principios de los 90 fue una época dorada en el raspall, con muchísimo talento en los trinquets, especialmente en la parte del resto. El adiós de Malonda II dio paso a Pepito, Diego, Coeter I, Loripet, Juan y el propio Pasqual II y, más tarde, a los Gorxa, Carlos, Armando o Juan Gracia, que subieron esta modalidad a cotas desconocidas hasta entonces.
Pero si alguien hizo grande y consolidó los campeonatos individuales fue una pareja de talentos irrepetibles que unieron su trayectoria para sucederse el uno al otro: Paco Cabanes 'Genovés' y Enric Sarasol, y las inolvidables finales televisadas desde el trinquet de Sagunt. El inicio del Individual, en 1986, pilló mayor a Paco, que tenía ya 32 años y llevaba como número uno prácticamente desde su debut en 1973. Pero el mítico resto todavía tuvo tiempo de escribir algunas de las páginas más gloriosas de este campeonato, amplificadas por retransmisiones en directo con hasta 400.000 telespectadores frente a las pantallas.
A pesar de la edad, Genovés controló el torneo desde su nacimiento hasta 1992. En 1990 se llevó su primer y último friso a casa. Era el premio oficial a un pilotari que hizo crecer este deporte y lo sacó del pozo de los años 70 para llevarlo hasta los salones de todos los valencianos. Canal 9 dejó constancia del último tramo de su reinado, y de la transición, que se produjo en 1992, cuando, por fin, su alumno, Sarasol, 10 años más joven, le ganó. Antes había perdido tres finales contra Genovés. Cuando venció Sarasol, los dos pilotaris se fundieron en un largo abrazo, y se escuchó aquello de 'perdona'm, Paco' en boca de Enrique Sarasol.
El nuevo rey ganó dos veces más a Genovés, al que la historia le tenía reservado el glorioso epílogo de la final del 1995 contra Álvaro. La Feninde fue a parar a manos de Enrique Sarasol en 1994. El 'manual de la pilota', como lo bautizó Genovés, estuvo a punto de llevarse un segundo friso después de ganar las finales de 1996 y 1997, pero Álvaro se interpuso en su camino en 1998.
El rey moderno
Soro III empezó a brillar en el Individual cinco años atrás. En 2010 alcanzaba su primera final, en la que fue víctima de los nervios, como suele ocurrir, y cayó contra un Miguel que ya había ganado la Lliga Professional ese mismo año y llegaba pletórico a la cita. El Individual casi nunca se gana a la primera. Sólo dos pilotaris en la historia, Pasqual II y Genovés, han ganado en su estreno en una final. A Soro III le costó dos derrotas, la de 2010 contra Miguel y la de 2011 contra Álvaro, sumar su primer título. Pero éste vino seguido de dos más, y del entorchado en propiedad que se llevó el pasado domingo.
El de Massamagrell, descendiente de una saga de pilotaris y trinqueters que empezó el Tío Pena, constructor del trinquet de la localidad, tiene actualmente 30 años. Es la edad perfecta para iniciar un prolongado reinado en el mano a mano. 30 años tenía Sarasol cuando ganó su primera Feninde. 29 años tenía Álvaro en 2003, cuando se adueñó de su primer grabado, aunque cumpliría 30 ese mismo año.
Su esmerada preparación física y la madurez en el juego hacen pensar que Soro III puede, al menos, intentar emular a los grandes, caso de Waldo o el propio Álvaro. Además de la convicción en su juego, se ven pocos rivales que puedan inquietarle a corto plazo. A la espera de que Puchol II o Fageca crezcan en sus prestaciones para el uno contra uno, o a una posible recuperación de Genovés II, además de la irrupción de algún joven talento hoy invisible, la pilota valenciana asiste al nacimiento de una nueva leyenda de este deporte milenario, que premia a los mejores con un trofeo de más de 2.500 años de antigüedad.
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