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MOISÉS RODRÍGUEZ
Domingo, 24 de enero 2016, 23:44
valencia. El deporte es uno de los cromosomas dominantes del ADN de Silvia Navarro. Le encanta el tenis y se defiende muy bien con fútbol. «Mi padre y mi abuelo jugaban, eran zurdos de pie como yo. Soy una friki de los deportes. El gusanillo del balonmano lo tengo dentro. A veces me dan dos días libre y estoy que me subo por las paredes», afirma la portera valenciana de las Guerreras, la selección de balonmano femenino que aspira a al menos repetir en Río el bronce olímpico conquistado en Londres.
u20 de marzo. Cumplirá 37 años. Ha jugado en El Osito, Torrent, Ferrobús, Alucine, Marítim, Itxaco, Oltchiim Valcea (Rumanía) y ahora milita en el Rocasa canario.
uPortera atípica. Así se define al hablar de su estatura de 1,69 metros. «Creo que soy la portera más baja de todas las selecciones».
uEl favor de Noruega. Tras la polémica eliminación de las Guerreras ante Francia en el Mundial, las nórdicas fueron el mejor aliado posible al adjudicarse el título. Gracias a la plata en el Europeo -perdieron la final ante Noruega- las españolas son olímpicas.
Por mucho de que su padre y su abuelo fuesen deportistas natos, el mérito de que Silvia Navarro haya triunfado en el balonmano con su estatura de 1,69 metros corresponde a su madre. Un día, a Carmen Giménez la llamaron del colegio para hablar sobre su hija: «Me propusieron que fuera a hacer una prueba en el club de Cristina Mayo. Me llevó de la oreja. Me preguntaron de qué quería jugar y elegí de portera desde el primer momento». Su madre se desvivió para llevarla a entrenar en las escuelas del Mar Valencia y a L'Eliana, con El Osito.
Posteriormente, Carmen necesitó de toda la familia para respaldar a Silvia. Tras año y medio a sus órdenes, Cristina Mayo la descartó por bajita: «Era una portera atípica, me dijo que con mi estatura no iba a ser capaz de parar. Yo me planteé dejar el balonmano, pero creo que fue un chasco más para mi familia que para mí. Me dijeron que si me gustaba, al menos lo intentase».
Tras un año en el Torrent, Gregorio García la repescó para el Ferrobús, donde vivió en primera persona la etapa dorada del balonmano femenino valenciano, con aquellos duelos fratricidas con El Osito de Cristina Mayo en las finales de los torneos nacionales. «Aquellos años me marcaron. Era para verlo, con los pabellones llenos. Ojalá esos equipos volvieran a resurgir», desliza.
A Silvia le marcaron Gregorio García, la mítica portera Bodganova (con la que aún mantiene contacto), Reyes Karrere en su etapa en Alucine Puerto de Sagunto... y la Mayo. De nuevo Cristina Mayo. Cuando el club de Camp de Morvedre y el Mar Valencia se fusionaron, la entrenadora volvió a descartar Silvia Navarro. Se lo comunicó el presidente.
Pese a ello, la portera cree que la técnico también ha contribuido en que haya alcanzado la madurez como portera: «Ella me ponía a hacer sentadillas para fortalecer las piernas. Contaba y cuando llegaba a 20 decía que lo había hecho mal y empezaba de 0. Creo que gracias a aquello, ahora salto lo que salto». Cuando se fue de Puerto, ya estaba preparada. «Mi madre tardó un par de meses en deshacer la habitación, creía que me volvería», recuerda sobre su fichaje en el Itxaco. Pero no. Ya era otra Silvia. «Andrés Martín se la jugó conmigo, creyó que estaba capacitada para disputar un partido de Champions entero», señala.
Y España ganó una guerrera. Una gigante de 1,69 metros en la portería. Tuvo que emigrar a Rumanía, pero Silvia Navarro ya no teme a nada. «Cuando acabó lo del Itxaco, muchas optaron por retirarse. A mí me ayudó irme para allá con mi compañera Barbosa, porque me iba a un país complicado por todo lo que han vivido. Ahora cada día puede ser mi último entrenamiento. No voy a tardar mucho en retirarme, tengo 37 años y he de pensar en otras cosas», desliza. Eso sí, sonríe ilusionada sólo con pensar en una nueva aventura olímpica dentro de siete meses. «Lo importante es que España se ha clasificado. Sí es cierto que estar en Londres ya fue un sueño e ir a Río volvería a serlo. Los Juegos son lo máximo», afirma la valenciana, quien cita como secretos del éxito la unidad del grupo y al entrenador: «Jorge Dueñas (el seleccionador) nos sabe llevar. Tiene el cielo ganado, somos muy complicadas».
internacional ha sido la valenciana tras los seis partidos del Mundial. Es una deportistas de equipo del Proyecto FER.
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