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MOISÉS RODRÍGUEZ
Lunes, 16 de enero 2017, 13:04
Pere Roc era un enamorado de la pilota. «Un día fui a jugar a Sella a llargues. Vino un señor y me contó que jugaba con él. Mientras relataba cómo hacía la perxa, se puso a llorar», comenta su nieto Rodrigo Sebastià: «Iba al trinquet todos los lunes. El médico le dijo que tenía que andar todos los días y él le respondió que no había problema. Caminaba lo que le había prescrito por la escala». El resto de Benidorm se ha hecho un hueco entre las figuras de la escala i corda profesional: «Mirando atrás, la verdad es que estoy muy contento con 2016, he conseguido títulos importantes como la Copa y el Mestres. Me hizo más ilusión la Copa porque fue el primero y Jesús y yo estuvimos a un buen nivel».
Aquella tarde en Pelayo, Rodrigo no podía articular palabra. Acababa de ganar su primer torneo trascendental como Pere Roc II. «Mi abuelo era un enamorado de la pilota. Falleció cuando yo tenía tres años, así que no le he conocido, pero vivir mi carrera con él habría sido lo máximo. Le prometí a mi abuela que jugaría con su nombre... mira, se me ponen los pelos de punta», indica.
La de Rodrigo es una vida vinculada a la pilota. De niño, jugaba en verano en Sella y en invierno estaba en la escuela de Benidorm. «De pequeño ya sabía que quería ser profesional. Veía las partidas por Punt2. No sabía ni quién jugaba, pero las comentaba con mi entrenador. Ahora los chavales no tienen esa oportunidad y es una pena. Nos quita oportunidades porque la gente no nos ve y estamos desaparecidos», comenta Pere Roc II.
Su nombre profesional. El que usa en honor del abuelo. «Empecé como Rodrigo, pero porque debuté casi por casualidad. Había jugado las finales de los Jocs Esportius en Alberic y estaba por allí Dorin. Me preguntó si no jugaba en el trinquet y yo no sabía ni lo que era eso», recuerda. Debutó a raspall, en El Zurdo y como punter: «Pero yo quería ser pilotari de escala i corda. En invierno ya fui a Benissa y Benidorm». Cuando adoptó el nombre de su abuelo ya había disputado una final del Circuit: «Mi primera camiseta como Pere Roc era de cuando tenía 10 u 11 años, de un torneo en que nos hicieron equipaciones. La tengo guardada en casa».
Rodrigo, a sus 23 años, es feliz. Dedicó la Copa a sus progenitores. Su padre ha tenido que dejar el taxi para llevarlo a alguna partida y su madre le acompañaba a tecnificación después de trabajar. Ahora, su novia, Samantha, le respalda cuando las cosas van bien, y también en los malos momentos: «Cuando nos conocimos, ella no sabía ni lo que era este deporte. Al día siguiente se sabía el reglamento y tenía hasta una pilota de vaqueta».
En la conversación sale a relucir la incertidumbre que vive la pilota profesional, pero Rodrigo proclama que es feliz formando parte del deporte autóctono. «El otro día entré a Pelayo riéndome. Voy allí y están todos los compañeros, sé que me lo pasaré bien. Para mí es donde mejor estoy en el mundo. Tengo mucha ilusión en la pilota y espero que esto se arregle. Por mí no será. Todos los días vivo y pienso para la vaqueta», señala Pere Roc II.
Hasta ahora, y la espera de que se defina la gestión el mundo profesional, Rodrigo es de los que ganan para vivir junto con su novia. En invierno ella trabaja en un colegio y en verano, como comercial. Pero apunta que, si la situación no se arregla y el modelo no ofrece una estabilidad a los pilotaris, no podrá seguir al más alto nivel: «Yo gasto bastante dinero cada vez que tengo que venir desde Benidorm a jugar una partida. Además, si no tenemos seguridad social y por desgracia te rompes, no es que dejas de cobrar, es que te puedes desgraciar la vida. Imagina que no pudiera ni gastar el taxi de mi padre».
Desliza que sin una solución seguiría jugando, pero a llargues o a galotxa si algún club le diera algo de dinero para los gastos. Aún así, confía en que haya una solución y vaticina: «Yo pienso que nos acabaremos aclarando con Val net». En ese sentido, ve como un mal menor que sólo haya 16 fichas para escala i corda: «Esto es un deporte competitivo, y seguro que alguno que lo merece se quedará sin ficha. Pero también creo que si se lo trabaja, entrará. Hay que buscar patrocinadores para menear con solvencia la pilota». Rodrigo dice esto serio, aunque enseguida dibuja de nuevo la sonrisa: «La pilota me ha dado muchos amigos y alegrías, y seguro que me queda alguna. Creo que me tiene reservado un mano a mano».
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