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Tomates sin  residuos químicos

Tomates sin residuos químicos

El Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta desarrolla cultivos de hortalizas combatiendo eficazmente las plagas con sus depredadores

V. LLADRÓ

Lunes, 20 de julio 2015, 01:05

valencia. A los cultivadores de tomates se les presentó años atrás un enemigo, traído clandestinamente de Brasil, que les ha complicado mucho la vida y ha arruinado innumerables cosechas. Es la 'Tuta absoluta', una polilla perforadora que excava galerías en hojas, tallos y frutos. Desde su aparición causó estragos y obligó a multiplicar el gasto en insecticidas específicos que, pese a ser bastante caros, no resolvían del todo este serio problema para poder criar tomates sanos y hermosos. Sin embargo, 'la Tuta' se enfrenta ahora a un enemigo natural, el 'Nesidiocoris tenuis', que la mantiene a raya sin apenas necesitar ya el concurso de plaguicidas.

Carlos Baixauli, director del Centro de Experiencias de la Fundación Cajamar en Paiporta, explica que la estrategia que predomina ahora contra la 'Tuta' consiste en difundir individuos de su depredador, el 'Nesidiocoris', entre las planteles de tomateras cuando aún están en el vivero. De esta manera, cuando e realiza el trasplante en campo o invernadero, el enemigo de la polilla ya está bien crecido y la población es tan potente que el insecto dañino apenas ocasiona ya problemas.

Para redondear la eficacia en el uso de este insecto beneficioso, los agricultores intercalan en las plantaciones de tomates algunas plantas de olivarda, una hierba aromática en la que vive a sus anchas el 'Nesidiocoris' y por tanto ejerce de eficaz reservorio.

Este tipo de prácticas es cada vez más utilizado para reducir en lo posible el empleo de productos fitosanitarios por tres razones: porque es bueno emplear menos sustancias químicas si es posible, porque al agricultor le conviene ahorrar gastos si va a conseguir los mismos resultados y porque las cadenas de supermercados exigen cada vez menores cifras de residuos de pesticidas en las frutas y hortalizas y en ocasiones tienden a que no haya ni rastro de haberlos empleado.

El gran argumento que suelen emplear las cadenas es que esto lo pide el consumidor; sin embargo, sabido que se cumplen los plazos de seguridad y que los niveles de hipotéticos residuos están por debajo de lo experimentado y establecido, resulta evidente que este asunto no representa un problema real de salud pública sino que es más bien un arma arrojadiza con efectos comerciales. Lo habitual es que se emplee para presionar en origen los precios a la baja.

Sin embargo, como las técnicas de cultivo van permitiendo caminar en esa dirección, todo lo que se avance repercutirá en beneficios en todos los sentidos.

De ahí que en el Centro de Experiencias de Fundación Cajamar se trabaje en la línea de obtener frutas y hortalizas con 'Residuo 0'. Según Baixauli no se trata de ir a una producción radicalmente ecológica porque sí, que sería muchas veces utópicas, pero sí emplear todos los recursos naturales disponibles y, en todo caso, «los insecticidas se utilizan solo si es necesario y en las primeras fases del cultivo, de modo que las técnicas investigadas aplicadas a la curva de degradación del producto consiguen que no haya residuos en el momento de la recolección».

En el mismo centro de Paiporta hay ejemplos palpables de estas mismas prácticas para combatir los pulgones en sandías y otras hortalizas. Entre las líneas de cultivo se aprecian algunos focos de cereal; su finalidad es que los pulgones que atacan a la cebada o avena cuando están en plenitud de crecimiento atraigan a la vez a sus enemigos naturales, cuya población estará fuerte cuando después aparezcan los ataques de pulgón en las hortalizas cultivadas. La ventaja es que los depredadores atacan a cualquier tipo de pulgón, mientras que cada tipo de pulgón prefiere plantas huéspedes distintas, por lo que no hay riesgo de que se pueda inducir un daño añadido.

Estas son algunas de las innovadoras líneas de trabajo que se desarrollan en el Centro de la fundación Cajamar en Paiporta y que han sido presentadas en una jornada de puertas abiertas, a la que asistieron más de trescientos técnicos y representantes de empresas agrarias, que tomaron contacto con las más recientes avances y aquellos aspectos concretos que les pueda interesar. Entre los logros más visuales o llamativos, las más de trescientas nuevas variedades de tomates, pimientos, calabacines, berenjenas, sandías, melones, etcétera, que se experimentan en el centro para testar sus posibilidades y darlas a conocer a los obtentores y a los agricultores, de modo que se cuente con el más amplio abanico para poder elegir lo que mejor convenga en cada situación.

La jornada contó con la presencia del presidente de la Fundación Cajamar Comunidad Valenciana, Santos Fernández, y del premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, Santiago Grisolía.

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