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Cómo mantener  a raya al mejillón cebra

Cómo mantener a raya al mejillón cebra

El bivalvo obtura los filtros de riego y los agricultores temen que llegue a taponar las tuberías, pero hay herramientas para evitar males mayores

VICENTE LLADRÓ

Domingo, 29 de marzo 2015, 23:36

La alarma que se extendió años atrás en el tramo bajo del Ebro y en numerosas comunidades de regantes de la provincia de Tarragona ha llegado ya a sistemas de riego de la provincia de Valencia. Comunidades de regantes de la Plana de Castellón y de la Ribera Alta en Valencia sufren en serio la invasión del temido mejillón cebra, cuyas crías obturan los filtros del agua de riego y obligan a redoblar esfuerzos y gastos en su frecuente limpieza para asegurar que no falle el caudal. Y lo peor es que se seguirá extendiéndose.

En particular están padeciendo estas graves dificultades añadidas los agricultores de Onda y poblaciones de alrededor que se surten de agua del embalse de Sitjar, en el río Mijares, y de la comunidad de regantes Los Tollos, que abastecen el suministro de agua a una mayoría de los agricultores de Tous y Antella. Pero se teme que el problema se propague a lo largo de todo el Júcar-Turia.

En algún caso, al problema del mejillón cebra se ha sumado la colonización de sistemas de riego por la almeja asiática o el caracol manzana.

El problema de todos estos moluscos se centra sobre todo en los sistemas de riego a presión o goteo, puesto que en estos casos el agua circula por tuberías, en redes arteriales que van disminuyendo de calibre hasta llegar a los emisores finales, cuyo paso de agua es milimétrico. Por tanto, la exigencia básica es que el agua ha de estar filtrada, no puede arrastrar partículas que podrían obturar tubos y goteros. En muchos casos se han de evitar incluso partículas de calibre inferior al paso de los emisores, puesto que se pueden aglomerar para acabar embozándolos.

La proliferación de estos moluscos es tan exagerada que provocan la obstrucción los filtros de los cabezales de riego, destinados a garantizar que el caudal aguas abajo vaya 'limpio'. Sin embargo, al colapsarse continuamente los elementos filtrantes, por la afluencia masiva de pequeños ejemplares de esta nueva plaga, el problema es mayúsculo. Normalmente, lo que frenan los filtros son algas que se reproducen en balsas y embalses y arenas que arrastran bombas de elevación de agua de pozos.

El temor añadido de los agricultores estriba en si las diminutas larvas del mejillón cebra (y también del caracol manzana y la almeja asiática) logran rebasar la barrera de filtros y se cuelan en las redes de tuberías, como ya ha pasado. Si crecen y se multiplican en los tubos, la situación puede convertirse en muy complicada y de difícil solución. Imaginen que los moluscos llegaran a crecer a lo largo de kilómetros de tuberías enterradas de calibre estrecho o incluso en los ramales porta goteros. Podría ser catastrófico y es preciso evitar a toda costa que tal cosa pueda suceder.

Afortunadamente hay remedios, estrategias experimentadas que conducen a convivir con estos problemas añadidos, pero sin dejar que alcancen niveles exageradamente complicados.

Según ha explicado Xavier Pagés, de la firma Regaber y uno de los máximos especialistas en filtración de agua para riego y otros usos domésticos e industriales, con la práctica disciplinada de medidas adicionales y tratamientos oportunos, el control de estos moluscos para mantenerlos a raya se convierte en un coste más, pero asumible, de las labores necesarias de gestión, de manera que se entra en una dinámica en la que se mantiene una coexistencia con el problema potencial hasta que deja de serlo porque se frena con eficacia.

Es curioso que esta cuestión no presenta complicaciones para los riegos tradicionales de inundación o 'a manta', puesto que, aunque los moluscos colonicen embalses y canales, no acaban de obstruir las acequias, que están al aire, y cuando quedan secas se mueren los bichos.

Otra particularidad llamativa es la forma en que se han propagado estos moluscos. En su mayoría han pasado de unos embalses a otros incrustándose algunos ejemplares en los cascos de pequeñas embarcaciones deportivas o de recreo. Por eso ahora hay férreas restricciones a su utilización, se obliga a confinarlas en lugares concretos, sin ir de aquí para allá, salvo si se acredita que se han desinfectado a fondo.

Es evidente que los ejemplares adultos que estén en un pantano o balsa no van a pasar (por tamaño) a través de los filtros que protegen la entrada del agua limpia en las tuberías. Pero sí que pueden pasar huevos y larvas (tamaño menor de 40 micras). Sin embargo, por suerte se sabe hoy que las larvas mueren básicamente si se da alguna de estas tres situaciones: si el agua circula a una velocidad superior a dos metros por segundo, si el agua está tratada con productos químicos y si se aprovechan periodos de lluvias y de no riego para dejar vacías de agua las tuberías durante varios días, realizando a continuación operaciones de limpieza a base de presión y abrir puntas finales de desagüe.

Entre los productos de tratamiento eficaz, el ozono, el cloro (lejía), agua oxigenada industrial, 'biobalas' (bacterias que segregan toxinas) o simplemente rediseñar la instalación para que la inyección de los fertilizantes en la red de riego se haga en el punto apropiado para tener máxima eficacia también contra las larvas de moluscos, matando las que se escapen y manteniendo a raya la plaga. Al mismo tiempo conviene disponer tramos de tuberías más estrechos para aumentar la velocidad de paso del agua, pero evitando que mengue el caudal a lo ancho de la red.

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