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Recipientes de plástico, la mayoría de fitosanitarios. A todos les han quitado los tapones. :: v. ll.
Garrafas sin tapones

Garrafas sin tapones

El importe de este material es muy bajo, no llega a 20 céntimos por kilo, y en un kilo entran unos 500 tapones de botellas de agua

V. LLADRÓ

Domingo, 24 de enero 2016, 23:44

Las garrafas de plástico que aparecen en la foto de arriba tienen un detalle en común: ninguna cuenta ya con su tapón; los han quitado todos. Se supone que alguna persona voluntariosa los ha recogido para acumular plástico de este tipo y destinarlo a su reciclaje, dentro de esa extendida costumbre que ha proliferado últimamente y que a menudo tiene por objetivo recaudar dinero para realizar alguna obra solidaria.

En ocasiones se divulgan noticias relacionadas con este tipo de finalidad. Una persona discapacitada necesita, por ejemplo, una silla de ruedas motorizada para desplazarse; al parecer la Seguridad Social se retrasa en ello o deniega tal ayuda, lo que moviliza a familiares, amigos y vecinos que se dedican durante mucho tiempo a recoger tapones de botellas de agua, leche, detergentes y otros envases de uso doméstico. Una fundación ligada a una empresa de transportes se ocupa después de aglutinar todas las bolsas repletas de tapones que se destinan finalmente a industria que los recicla, usándolos como materia prima para fabricar otros objetos de plástico.

El importe de este material es muy bajo, no llega a 20 céntimos por kilo, y en un kilo entran unos 500 tapones de botellas de agua, por lo que hace falta estar recogiendo tapones mucho tiempo para acabar obteniendo poco dinero. Pero la conciencia solidaria está muy extendida y las personas que toman estas metas perseveran en ello, lo cual es digno de reconocimiento.

Sin embargo se observa una derivación inadecuada. Ese mismo esfuerzo recolector de tapones se está extendiendo al campo, a los cierres de garrafas de productos fitosanitarios, cuyo destino debe ser algún punto de la red Sigfito, para su tratamiento especial. Es evidente que no se pueden reciclar junto a los otros. Lo más curioso es que se dejan los envases tirados. Se aprovecha el tapón, pero el resto ya no importa. Y sin tapones, ni siquiera sirven ya esos envases para llevar agua destinada a tratamientos agrícolas.

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