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ISABEL DOMINGO
Lunes, 22 de mayo 2017, 00:50
«Juro defender la religión católica, apostólica y romana, como hijo fiel de la Iglesia. Dar y fomentar el culto al Santo Cáliz de la Cena, venerado en esta Santa Catedral. Practicar las virtudes y elevados ideales, base y origen del Estado nobiliario, condición indispensable para pertenecer a esta Real Hermandad. Así como, lealtad y fidelidad a nuestro Hermano Mayor, Su Majestad el Rey, que Dios guarde». Es el juramento que el próximo 2 de junio pronunciarán nueve personas en la capilla del Santo Cáliz como paso previo a su incorporación en la Real Hermandad del Santo Cáliz.
Actualmente integrada por unos 250 miembros de la nobleza valenciana, esta entidad se diferencia de la Cofradía del Santo Cáliz en que sus integrantes son nobles con títulos del antiguo reino de Valencia u originarios de la corona de Aragón, a los que más recientemente -tras una reforma estatutaria- se añadieron las órdenes militares, la Orden de Malta, las maestranzas de Caballería y los cuerpos de nobleza de Madrid y Cataluña, donde, además, tienen delegaciones.
La cita de junio, que coincide con la fiesta anual, tiene este año un significado especial pues la Real Hermandad celebra su centenario y ha preparado una serie de actividades conmemorativas. La primera de ellas, como explican el presidente y secretario, Juan Noguera y Alfonso García-Menacho, respectivamente, tendrá lugar este mismo viernes en la Seo con un concierto.
Le seguirá, ya en los meses de octubre y noviembre, un ciclo de conferencias y la edición de un libro que servirá para actualizar la historia de la institución e incluir la del Santo Cáliz y «la de nuestros patronos, la Virgen de los Desamparados y San Francisco Borja», indica García-Menacho, que además es barón de Llaurí al igual que Juan Noguera es el marqués de Cáceres. Curiosamente sus antepasados ya estuvieron en la fundación de la Real Hermandad, que presidió durante casi cuatro décadas el barón de Cárcer.
Los niños también serán protagonistas del centenario, pues para ellos se ha editado un cuento, con prólogo del canónigo celador del Santo Cáliz, Jaime Sancho, y se organizarán cuentacuentos en la capilla de la Seo. «Queremos darle una orientación cultural al centenario», explica Noguera para quien es «muy importante transmitir los valores que envuelven al Santo Cáliz a los más pequeños». De hecho, también quieren hacer llegar los ejemplares a los niños que se estén preparando para la primera comunión.
Es en este punto donde surgen los fines de la creación de la Real Hermandad, que dio sus primeros pasos el 28 de diciembre de 1917, un año después de que el Santo Grial se expusiese para la veneración pública en la antigua Aula Capitular gótica de la Seo valentina. Así, un grupo de nobles valencianos se unieron para «ser su guardia de honor y contribuir al culto y la divulgación de la sagrada reliquia», resume García-Menacho, además de los fines solidarios y sociales con las personas más necesitadas. Actualmente, la entidad colabora con Casa Caridad y el Cottolengo, entre otras.
Colaboración en las obras
Sin olvidar su «plena disposición» a cualquier necesidad del Cabildo Catedralicio. De hecho, en los últimos años, los integrantes de la Real Hermandad han colaborado económicamente en algunas de las reformas realizadas en la capilla impulsada por Vidal de Blanes. Su sello está también, por ejemplo, en una lámpara de hierro que había en la sala o en la limpieza de las esculturas del altar.
También su lealtad «a la persona del Rey y a la monarquía», como resalta el presidente de la Real Hermandad. En la actualidad, el hermano mayor honorario es el Rey emérito Juan Carlos, que ingresó en la entidad en 1953 cuando era Príncipe de Asturias. En aquel acto estuvo acompañado de su hermano, el infante Alfonso de Borbón, «que vestía con pantalón corto», rememora.
«Por entonces, el hermano mayor era Su Majestad don Juan, conde de Barcelona», añade Juan Noguera. Ya en la década de los sesenta se incorporaron, como damas del Santo Cáliz, las infantas Pilar y Margarita. En sus orígenes, el título de 'real' fue concedido por Alfonso XIII.
El repaso por los cien años lleva también a explicar «cómo se quiso dar mayor amplitud y se dio entrada a todos lo nobles, no sólo a los primogénitos sino a todos los hijos de título», dice su presidente.
La mirada del futuro está puesta en «ser leales a los fines fundacionales y promover aún más la difusión del Santo Cáliz». En este sentido, la concesión del Año Santo supone, a juicio de Juan Noguera y Alfonso García-Menacho, «un punto de inflexión que debe aprovecharse para potenciar su conocimiento». Porque la declaración supuso el reconocimiento del Vaticano hacia la copa de Valencia frente a la de León, donde estos días se rueda un documental para reivindicar la autenticidad del vaso custodiado en San Isidoro.
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